Se suicidó con 22 años en 1981. Pero tenía una creatividad e imaginación conceptual de una fotógrafa de 80 años. Es imposible no reconocer su huella en cientos de fotógrafos contemporáneos en todo el mundo.
Dejó unas 800 imágenes que han cambiado la forma de ver la foto en el siglo XXi. Sus padres solo han publicado unas 120.
800 fotos es lo que cualquiera lleva hoy en el teléfono, en cambio, muy pocos hacen una sola foto que se acerque a las de Francesca Woodman.
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