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sábado, 31 de diciembre de 2011

De regreso en Barcelona


Casi un mes en EE.UU dan para mucho, incluso para que nuestra amiga, Vivian  se encuentre con Gerard Piqué y Shakira en la gasolinera cerca de su casa, le haga una foto con el móvil, y el  Barça, días después, vuelva a ganarle al Real Madrid en el Bernabeu, sin despeinarse.
Antes de salir de NYC hacia Miami, supe que Zapatero había perdido las elecciones y con él la suerte del Barça cambiaba. Antes de partir, el Barça era líder y cuando regresé el Madrid ocupaba su lugar hasta que jugaron entre sí.
Está siendo un fin de año muy raro. La foto de la familia real, ya no es tal, un yerno del Rey, antes deportista, ahora Duque de Palma, ha sido imputado por corrupción en el caso Palma Arena de las islas Baleares, y lo han sacado de los actos oficiales de la Casa Real. Además, en la tele anuncian los juicios de Isabel Pantoja y de un presidente autonómico del PP de Valencia, Franscisco Camps, que tuvo que dimitir por "dejarse regalar" 12 trajes.
Rajoy, presidente del gobierrno electo del Partido Popular ya anuncia medidas drásticas que la gente tendrá que entender se tomen, pero quien mientras fue oposición no transigió se tomaran: subida de impuestos, congelación de sueldos, tampoco echará atrás medidas tomadas por Zapatero como  el aumento de la edad de jubilación y aún no se ha pronunciado si eliminará el matrimonio homosexual que tiene recurrido como partido ante el Tribunal Constitucional.
Pero lo que realmente más me llamó la atención en estos días finales del año  ha sido el aplauso al Rey Juan Carlos de casi todos los partidos políticos en el congreso de diputados,  nada más parecido e hipócrita que los llantos de los ciudadanos de Corea del Norte a la muerte de su líder. Esos mismos políticos que condenan la corrupción en el PSOE y el PP y se tiran los trastos en esa misma sala y resulta que a la corrupción dentro de la Casa Real, le brindan aplausos...

Feliz Año.

viernes, 16 de diciembre de 2011

You know: En el suelo nostálgico de la calle 8

Estoy tirado en el suelo de la calle 8, en Miami, más bien en un pequeño bulevar peatonal que la cruza, donde venden souvenirs que recuerdan a Cuba. Miro al cielo mientras Aissa me hace la foto, y pienso que la nostalgia es una putada, que el postre que acabo de comerme en el restaurante de cocina cubana, Versailles, no era exactamente el que yo recordaba, pero da igual, se acerca y casi toca el recuerdo que tengo del verdadero. No volver a aquella isla por más de una década, es aceptar de forma tolerante las metáforas que otros diseñen para ti sobre ella, te guste o no.
Vivo en  Miami, en Harding, tengo cerca a Juan Ca, a Ramón y Magdalena, a Ernestico, todos en Miami Beach, casi en la otra esquina... Para colmo, Adriáque vive en Barcelona, acaba de llegar de visita y me dice por teléfono que esto es el barrio, o sea, estoy en el Vedado... de donde todo este grupo nos conocemos, algunos desde niños. Me doy cuenta de que Miami es la primera ciudad que visito a la que no he tenido que adaptarme, millones de cubanos, durante más de 50 años se han partido el culo (frase española) luchando contra la nostalgia por haber abandonado aquella la isla, que un traje verde olivo ha hecho suya, y no de todos.
Hubo sorpresas, más gente del barrio, el crítico de arte y amigo, Denis Matos, justo en la 2nd ave con la 29, en el Design District, en el Art  Basel, y recordando viejos tiempos... Maya, Yara y yo, aprovechamos para colarnos. Es cierto que no me pude encontrar con otros amigos entrañables, pero habrá retorno a los olores y a los orígenes, seguro que Yes!