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domingo, 27 de enero de 2019

Mónica Sorín en casa TeatroArt. 8vo Envuentro. Auspiciado por Malena Espinosa profesora y actriz.

Ayer fue una tarde noche inclasificable con la escritora psicoterapeuta Mónica, que disertó sobre cómo a través de la poesía podemos librarnos de los obtáculos de la situaciones abversas del amor, la nostalgia, la relación padres e hijos, el desamor, el exilio, no solo los poetas. 
Una radiografía en la que me vi reflejado. Pues mi vida ha sido salvar obstáculos (desamor, separaciones, nostagia de una isla, y no tener siempre a mi hija) o sea, situaciones negativas a  través del amor y los versos.
Escucharla hablar sobre cómo más que buslarse de los hombres que lloran habría que enseñarlos a llorar, y poner ejemplos de la historia de la literatura con poemas y prosas de cómo han llorado los hombres para encontrar situaciones normales a caminos adversos, es brutal.

"Performance poético: "Del amor y el desamor".
por Mónica Sorín Zocolsky 
Mónica Sorín Zocolsky (Argentina, 1943) Dra. Psicología por la Universidad de la Habana. Psicodramatista. Dirige el Master de Arteterapia transdisciplinaria y desarrollo humano, en IATBA, Barcelona.



Leí varios versos cuando acabo de amor. Pero esto de mi profunda y nostalgia permanente de París, no. Aquí lo dejo...

Seine. El Sena. Un río que lo sabe casi todo de mí hace 20 años

                                                         a Joanna.


Apollinaire que murió hace cien años escribió un  poema, Le Pont Mirabeau. Yo lo traje en mi bolsillo a París en 1999 cuando arribé por primera vez aquí, con tipografía de máquina de escribir que hoy llamamos vintage. 
20 años más tarde lo recuerdo una vez más cuando cruzo el Sena en la voz de Leo Ferré. Canción que musicaliza este poema que escuché por primera vez en el barrio de Gràcia en Barcelona.
El Sena sabe casi todo de mi.  No sé si recuerda todo, la melancolía, (que viene del griego 'bilis negra') seguro que sí. Quizàs porque es lo más cerca que estoy de una isla en Europa. Él sabe de los olores que dejé aquí cuando crucé el Atlántico por primera vez.

En él curso del río está mi reflejo del impacto al ver el Museo de Orsay cuando entré en él por vez primera.
Aquí quedó toda mi ingenuidad de poeta habanero que sueña París. Ya no sé si yo le cruzo o él me cruza con toda su humedad de recuerdo y memoria.

Hoy este río sabe que no voy solo. Que estoy menos triste.