DEL LIBRO ME HUBIESE GUSTADO DAR DE COMER A LOS ELEFANTES(disponible en AMAZON)
Hace unos días escribí una de mis frases exageradas que me definen:
"tendría una niña sólo para llevarla a comer helado."
Hoy amplió esta frase de verano: "sólo se debería ser padre para llevarla a la playa y luego tomar un helado en el "Tío Ché" en Poblenou, en Barcelona.
La felicidad de mi niña nunca es costumbre. Eso lo aprendes en los hijos, a quienes hacerles feliz siempre es una carga positiva y renovadora, da igual que los lleves a los mismos lugares una y otra vez. Si esos espacios de poder lo hacen felices, no tienen ningún problema en repetir la fórmula de la felicidad. Si quieren no me crean, pero aprendo de mi hija mucho más de lo que a veces le enseñó, esa es una forma de felicidad en exclusiva.
Volvería a tener una niña como Maya para cuando se despierta en la mañana me abrace y diga ¡te quiero papa!
Ojalá la vida siempre fuera siempre así, verla correr y reír al compás de las olas.
No estoy alegré por estar cansado de estar triste, sino por considerar su vida como una presencia.
De Poblenou...