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sábado, 20 de agosto de 2011

Fiestas de Gràcia 2011

Quizás el avance más notable del sexo en pareja durante los últimos cincuenta años, tómese como referencia los textos biográficos de Henry Miller, George Bataille, o el capítulo VIII de la novela Paradiso de José Lezama Lima, ha sido la aceptación de que los preliminares son determinantes en la relación de fluidos y de pareja.
Vivir los preliminares de las Fiestas de Gràcia, por vivir en el barrio, es un regalo adicional a los habitantes empadronados con derecho a zona verde (y no). Uno ve diseñar el cielo de cada calle cada domingo, entre comidas en el medio de las callejuelas como Joan Blanques, Providència, Verdi, con mesas atravesadas para la artesanía, y como pretextos para romper la distancia entre vecinos, cortando el paso de los coches y los transeúntes. Se comprueba con asombro la razón que tenían Dalí, Gaudí y Miró; ya que estos vecinos anónimos pueden construir con sus manos cansadas de tiempo, son las personas mayores las que más preparan este acontecer, y no de ideas, cielos con delfines, cielos de peces con rosas y brujas, hasta los dibujos animados más contemporáneos como Bob Esponja, y hasta pueden convertir tapas de yogurt en palmeras, botes de plástico en nubes y llúvia o atravesar un pez plateado del tamaño de una calle entera... Este año tanto en la calle Verdi como en la calle Fraternitat, el motivo fueron proas inmensas de Barcos encallados en una esquina con piratas y sirenas que me hizo pensar en metáforas de bancos.
Las fiestas de Gràcia son fiestas de contacto, son fiestas donde el objetivo inicial pasa por ver el diseño de las calles, luego eso pasa a ser secundario cuando comienza la música, ya que te vas quedando donde la música te es más a fin.
La plaza Rovira y Trías, este 2011, la han trasformado en Rockvira, pues está dedicada a las bandas de rock. Joan Blanques, sigue cada año teniendo su dosis de música cubana, con un éxito arrollador, ayer noche, y más abajo esa música de jazz y rock a lo Elvis que pone memoria y nostalgia por el pasado en un mismo lugar.
Es una fiesta hecha de pequeñas fiestas de cada manzana, es una macedonia que se resiste a morir a pesar de la crisis. Pasan los años y aunque baja en algunas calles la decoración en otras sube quizás porque no se quiere perder el derecho al asombro que es vivir la vida de forma creativa.







foto: Arkolano, decoración de la calle Joan Blanques