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miércoles, 15 de febrero de 2012

La huella cubana en el jazz: Chano Pozo & Cía

Se sabe del impacto que produjo el cubano Chano Pozo en EE UU, en la década de los años cuarenta, cuando cambió el rumbo del jazz, y que este género musical por un tiempo —su tiempo— se llamó Chazz, como muy bien afirma con gracia y astucia paródica Guillermo Cabrera Infante, ya que introdujo por primera vez tumbas o congas en este género músical en la orquesta de Dizzy Gillespie, 1948. De lo que sí se habla poco es de los congueros —rumberos en buen cubano— que se fueron a Norteamérica en los años cincuenta a intentar cubrir la vacante de Chano; de los que si bien no han sido tan geniales como él sí han cumplido con creces su responsabilidad. Son muchos los ejemplos pero cabría subrayar, entre otros, los casos de Cándido Camero, Patato Valdés, Mongo Santamaría y Francisco Aguabella, realmente destacables por su certera contribución.
Cándido viaja un año antes que Chano Pozo a Estados Unidos, en 1946, acompañando a la pareja de baile Carmen y Rolando. Su tío le había enseñado a tocar percusión y antes aprendía a tocar el tres con su padre; nació en San Antonio de los Baños, en 1921. Es Machito quien le presenta a Dizzy Gillespie en 1950, y éste a Billy Taylor. Luego de dicha experiencia regresa a la Habana un breve tiempo y colabora con Bebo Valdés en la creación del ritmo batanga, que no tuvo éxitos estables. Regresa entonces a los EE UU y graba en 1953, con George Sharing, y a finales de ese año reemplaza a Jack Costanzo en la orquesta de Stan Kenton. Aquí es donde comienza una impresionante carrera como percusionista de casi todos los jazzistas de la época, con los cuales ocasionalmente alterna en bongós. A los diez años de haber llegado a la cuna del jazz, graba su primer disco en solitario, Cándido, con el sello ABC/Paramount y músicos como Chocolate Armenteros, Machito, Armando Peraza y Patato Valdés. Su huella como músico acompañante de grabaciones en estudio es neurálgica. Ha grabado con Chico O'Farrill Second Afro-Cuban Jazz Suite; con Gillespie Manteca; con Duke Ellington A drum is a Woman; con Randy Weston Hi Fly (1973) y con Charles Mingus Cumbia & Jazz Fusion, en1977. Se cuenta que en estos momentos hay que contratarle con mucho tiempo de antelación, por las tantas solicitudes. Ha grabado doce discos en solitario, el último Jingo, en 1982.
Aguabella nace en la provincia de Matanzas en 1925; de origen muy humilde, vio morir a cinco de sus hermanos de tifoidea. Ya en 1950 coincide con Cándido en La Habana, tocando en el cabaret Sans Souci, donde es reclutado para el rodaje en Roma del filme Mambo, de Robert Rossen. En Nueva York, Mongo Santamaría le presenta a Tito Puente y los tres graban Top Percusión; Aguabella aporta un par de temas al disco. A finales de 1962, éste graba su primer disco en solitario, llamado Dance Letin Way. Ese mismo año graba con Gillespie, The New Continent. Entonces comienza una larga asociación con la cantante Peggy Lee, con quien graba la famosa pieza en inglés Fever —tan importante en el desarrollo de la sensualidad—. De Peggy pasa a trabajar con Sinatra, y luego con Eddie Palmieri. Es muy curiosa su participación en 1972 en el grupo Malo, de Jorge Santana (hermano de Carlos), siendo con esta participación, según Nat Cheriak, el primer conguero en tocar cinco tumbadoras en los EE UU. En los noventa grabó los Master Sessions de Cachao, que ganaron un Grammy. Su último disco en solitario es H2O, de 1996.
A Patato Valdés se le atribuye haber creado, en 1950, un método para afinar los tambores mediante una llave que ajusta el aro que sostiene el parche: nace en 1926, en la barriada de los Sitios; su primo es Fellove, creador de Mango Mangüé. En 1955 llega a Estado Unidos y ese mismo año, entre otros, colabora con Mongo Santamaría y Tito Puente. Graba luego Kenya (1957), uno de los discos más avanzados de los Afro-Cubans de Machito; después enseña a bailar mambo a Brigitte Bardot en el filme Y dios creó a la mujer, de Roger Vadim. En 1959 comienza su relación más importante con el flautista Herbie Man; juntos graban una decena de discos donde se imponen los ritmos latinos. Man le dedica los temas Cuban Potato Chip y Patato. Ello no impide que participe en otras grabaciones: con Johnny Pacheco graba en la primera descarga que se graba en Puerto Rico en 1965, Hit Flute and Latin Jam. Debuta en solitario con un disco genial a finales de los sesenta, Patato & Totico, disco antológico de guaguancó que será la última grabación de Arsenio Rodríguez, en el que la experimentación y la fusión de rumba con bossa nova son excelentes en la pieza Más que nada, de Sergio Méndez... luego ha grabado otros seis discos. Además de grabar con Max Roach y Willi Bobo, en 1996 sacó un disco que fue nominado al Grammy ese año, Ritmo y Candela II, junto al pailero cubano Changuito. Su últimas apariciones han sido en los discos de Cachao, y más recientemente en dos de Bebo Valdés, donde ha desplegado toda la magia melódica con que rodea su estilo.
Por último, Mongo Santamaría es quien más cerca está de la sombra de Chano Pozo, aunque, según cuenta un proverbio chino, nadie es capaz de saltar más allá de su sombra. Mongo es el único de sus coetáneos rumberos que ha obtenido un Grammy por méritos propios: fue en 1978, con su disco Amanecer. Después de haber nacido en La Habana (1922), en el Barrio de Jesús María, en 1948 se desplaza a Méjico para actuar junto a Pérez Prado, que arrasa con el mambo. En 1955 lanza su primer disco en solitario, Changó, con hondas raíces afrocubanas. A partir de esos años graba lo mismo en La Habana que en Estado Unidos, con figuras importantes como el vibrafonista Cal Tjader, Carlos Embale, Merceditas Valdés y El Niño Rivera. No va a ser hasta 1962 que
que Santamaría se dedique por entero al jazz latino, firmando con el sello Riverside. Entre los jóvenes músicos que recluta para su proyecto están Armando Corea, quien pronto se dará a conocer como "Chick Corea". Presenta a La Lupe un año más tarde, en su primer disco en los Estados Unidos —Mongo presenta a La Lupe— que salió a la venta en 1964. Ese mismo año se presenta en el Village Gate de New York, y lo hace al frente de lo que será el conjunto de jazz latino del futuro, con piano, bajo, percusión y una línea de tres metales. Es probablemente el primero en utilizar ese formato en tiempos en que las Big Bands temblaban ante el avance del rock. La última colaboración de Santamaría es con la cantante negra de Perú Susana Baca, en el último disco de ésta que produjo David Byrne, para su sello Lokua Bop.
En el libro Rama dorada se plantea que en los enterramientos hay que tratar de no proyectar la sombra encima de la cripta, porque si no uno se irá con el muerto. Chano Pozo es y será grande, pero la carrera de estos músicos cubanos en Estados Unidos demuestra que se puede proyectar la sombra sobre alguien y no morir en el intento.



Otro post sobre Chano aquí
Una versión más larga de este texto fue publicada en Encuentro en la red, 2002. Foto revista Patato Valdés en el centro con Rubén Blades tomada de la web Herencia Latina.