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jueves, 27 de agosto de 2015

Un día de paseo en Cannes: El lujo, Los Alpes, El mar y El cine.




Más allá del lujo, las playas privadas, los coches más caros del mundo aparcados en la calle, las tiendas, los yates árabes y las mujeres de las revistas que ves andando por la calle y su glamour, Cannes tiene una relación sentimental en mi vida como escritor vital, por ser la capital mundial del cine, pensar que aquí se vio por vez primera y ganaron Palma de Oro: La dolce vita, Fellini; Viridiana,  Buñuel; Los paraguas de Cherburgo;  Blow-Up, Antonioni; Pulp Fiction, Tarantino,  todas pelis que cambiaron mi forma de ver la realidad fuera del país donde había nacido, es fantástico.  Y que esos directores han pasado y andan por aquí cada año me hace ilusión. 
La belleza geográfica de su entorno es notable. Ya que sus perfiles son Los Alpes como abrigo visual mientras estás en la playa, (el poco espacio público que queda) la imagen de los Alpes como muralla natural y protectora, es de postal de cine. Como en Granada, en Andalucía puedes ver la nieve en pleno verano.
Es curioso, ver de cerca toda esta fauna elegante y frívola que de jóvenes quisimos ser, "más unos que otros," cada de vez que vimos alguien  deseado o deseada en una revista de moda o de cine.
No tengo pudor en admitir que fui feliz viendo esta frivolidad maravillosa que no forma parte de mi vida diaria. Admito que es un extraño museo urbano. Cobran sentido las revistas que están en la consulta del médico o el dentista y te sientes que estas dentro de ellas...
Cannes también tiene un centro histórico pequeño, pero muy rico e intenso en arquitectura, casas, castillo e iglesias que van del sXI al s.XVI muy bellas. Urbanismo que hace un contraste muy fuerte con los yates de multimillonarios árabes que es un urbanismo móvil frente al mar.
                                                                             
                       
                                                                      Cannes por Picasso.