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sábado, 23 de junio de 2012

Leonardo Padura: El hombre que susurra a los perros


Este escritor cubano publicó el 11 de junio un artículo de opinión en el diario El País: Cuba: abróchense los cinturones, donde "adelanta" algunos de los cambios económicos en Cuba, y narra el desempleo que crece  gracias a unos ajustes que está haciendo el gobierno. Teniendo en cuenta que en Cuba, muy pocos pueden acceder a Internet, y los que pueden, tienen bloqueadas páginas como EL País, es evidente que su texto está dirigido a quienes les interese el tema de Cuba, y a los cubanos residentes fuera, que lean este periódico; y con el morbo añadido de que muchos lo enviarán a la isla, vía email, cerrando el círculo del mal y del miedo a lo que se avecina, como si los cubanos no llevaran medio siglo sufriendo el terror del fantasma verde.

Leonardo Padura.
Trato de contenerme ante la lectura, pero me parece un insulto a la inteligencia de todos, un texto en el cual, las críticas a un gobierno que lleva más de  50 años en el poder absoluto, son nulas. Cito a Padura: "el movimiento de cambios impulsado por el gobierno exhiba ese carácter, en apariencia y en realidad, tan pausado", o sea, lo más que puede escribir este "narrador oficial" sobre su gobierno y su falta de visión económica y social,  es que los cambios son "pausados". 
Luego, maneja cifras como que en Cuba se han decantado a la actividad por cuenta propia, alrededor de 370 mil personas, en el último año, parte de los cuales califica como: "Dicho en cubano: gente que vivía del “invento”. 
Esa última expresión, en Cuba, significa estar muy cerca de la ilegalidad o en ella, "mangantes", lo que me parece de un cinismo reprochable. Este señor piensa que los exiliados somos idiotas, inútiles  o desmemoriados. La actividad privada  del país la cortó el mismo gobierno que él no critica; gobierno que siempre que ha intentado reactivar la pequeña iniciativa privada, ha sido tan torpe que nunca ha podido estabilizarla, terminando por prohibirla, decomisar los productos y hasta encarcelar a muchos de aquellos que soñaban ser príncipes en tierra (parece destinada) de mendigos. Todavía resuenan en mi memoria las operaciones "Pitirre en el alambre" u otras similares. Siempre que el gobierno ha aparentado liberalizar ciertos sectores, el cómo, o lo primario,  el abastecimiento o la distribución, queda a la imaginación propia: se hacen pizzas pero sólo hay harina y levaduras en las panaderías y, durante un tiempo, se mira hacia arriba, previendo que se cometerán irregularidades que en un punto lo autorizarán a volver a cerrar el grifo. Padura suelta una serie de interrogantes al aire que dan ganas de llorar y vuelven a colocar a la isla en el punto de la víctima. ¡Ni siquiera del exterior nos podrán ayudar, por un lado el "bloqueo" y por el