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jueves, 3 de septiembre de 2015

Se vale tener nostalgia de una luz amarilla.

Cuando visitas muchas ciudades tienes el aliciente de conocer cosas nuevas que sanan por momentos tu curiosidad emocional e intelectual.
El problema es cuando una ciudad conecta en casi todo contigo, incluyendo una luz pública amarilla que se convierte en metáfora de esa nostalgia.
Estoy inundado de ciertas luces amarillas en ciertos puntos de Europa esenciales para mí...  París y   Sevilla. Que esta luz me recordó poderosamente.

I ♡ Nice.