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domingo, 20 de julio de 2014

La injusticia judicial de padres separados en España.

"¡¡Por la Custodia Compartida!!, ¡¡Por la liquidación de los bienes gananciales en el momento de la separación o divorcio!!, ¡¡Por la pensión de viudedad para la última y única esposa!! ¡¡For Shared Custody, For the liquidation of the marital estate at the moment of the separation or divorce, For the widow's pension to be assigned to the last and only wife!!"

Un padre de Salamanca desesperado

 El segundo libro de APFS Salamanca nos brinda la oportunidad de poder manifestar todo lo que nuestro sistema judicial nos están negando tanto a nosotros como a nuestros hijos, los más perjudicados sin lugar a dudas.

 Cada vez que me pongo a escribir siento más rabia. Quiero manifestar mi repulsa más contundente a todo el sistema judicial español, en lo relativo a separaciones o divorcios. Es algo terrible para todos los que hemos tenido que soportarlo. A día de hoy, mucho tiempo después, seguimos padeciendo sus consecuencias.

Desde el momento que entras en el juzgado, te ves sometido al mayor de los insultos que se puede dirigir a un hombre: te discriminan por el mero hecho de ser hombre, te engañan de manera cruel, te tratan como una marioneta de feria por un sistema sin escrúpulos que te somete a las aberraciones más inhumanas, pasas a tener menos privilegios judiciales que los mismos “terroristas”, porque al contrario que ellos “eres culpable desde el primer momento, aunque todos sepan que eres inocente”.

 Quiero matizar que “inocente”, significa según la Real Academia de la lengua española, “Libre de culpa”. Para nosotros, padres separados, el significado es de antagonista frente a la “estrella protagonista”. ¿De qué somos culpables?, ¿de ser padres?, ¿de querer a nuestros hijos?, ¿alguien en su sano juicio cree que un padre o una madres puede ser culpable de tener y querer a un hijo? Entonces por qué en los juicios somos declarados culpables, y nos castigan apartándonos de lo que más queremos a sabiendas de que es totalmente injusto y tremendamente ilegal.

Cuando me separé, una de las frases más terribles que tuve que oír fue la que, paradójicamente, me dijo mi propia abogada; “… tienes dos problemas: que te separas y que eres hombre…”. No entendía su significado, ahora sé que todos los que componen el sistema judicial, la conocen y la llevan al extremo.

¿Cómo es que el sistema judicial de este país tiene la vergüenza de decir que funciona y que es de calidad? Los jueces de ese sistema “que dicen que funciona, que es de

calidad, que es justo” jamás nos han motivado una sentencia a nosotros, los padres separados. No han tenido la valentía de dar la cara, mirarnos a los ojos y decirnos:” Váyanse de su casa, dejen de ver a sus hijos, paguen todos los gastos, y mantengan a su ex mujer. Si es así, como castigo no verá nunca más a sus hijos.

Por supuesto, no conocen lo que es “alienación monoparental”. Nuestra justicia no quiere reconocerlo porque quizá se les acabe el negocio de los divorcios. Ningún juez te mira a los ojos. Se ciñe a una ley que han creado para ampararse en ella y perpetuarse en sus cargos. Esta ley es la que requiere la intervención del procurador, otro más a cobrar en este laberinto de la justicia española.

 Que un padre tenga que escribir de la manera que yo lo estoy haciendo, quiere decir que el sistema judicial no funciona y, lo que es más grave, que nadie lo quiere arreglar.

 Quiero hacer una reflexión: La Ley Orgánica del Poder Judicial recoge el juramento de los Jueces (Art.318) bajo la fórmula siguiente: “Juro (o prometo) guardar y hacer guardar fielmente y en todo tiempo la Constitución y el resto del ordenamiento jurídico, lealtad a la Corona, administrar recta e imparcial justicia y cumplir mis deberes judiciales frente a todos”.

 En relación con los abogados la misma ley (Art. 544,1) establece “Los abogados y procuradores, antes de iniciar su ejercicio profesional, prestarán juramento o promesa de acatamiento a la Constitución y al resto del ordenamiento jurídico”.

 Mi pregunta es: ¿Si el art. 14 de la Constitución española dice: Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social. ¿Por qué abogados, jueces, fiscales discriminan a los hombres y los niños, por razón de sexo, y ellos no son juzgados por romper su juramento?

Las aberraciones a las que estamos sometidos los padres solo son comparables, por el conocido efecto péndulo, a las que en el siglo pasado se aplicaban a las madres, cuya única misión consistía en parir, y servir al marido. Ahora, en casos de separación, también es así, pero es el hombre el que está en manos de unas decisiones concertadas entre un feminismo radical y una justicia obsoleta.

 Hombres y niños estamos desasistidos por una justicia de la que presumen los políticos cuando se acercan las elecciones.

 Si, son esos políticos los que han elaborado un proyecto de ley de “Custodia Compartida”, destinado a tapar las bocas de los padres que suplicamos justicia, haciendo unas modificaciones mínimas y no otorgando la custodia compartida como norma general.

 Sólo así, los juzgados estarán siempre llenos. Continuarán aplicando la ley que ellos han creado para seguir concediendo la custodia a la madre, y exigiendo los pagos al padre.

 Así termina antes el sufrimiento de dictar sentencia por un juez que seguramente, siendo la máxima autoridad de los juzgados, no comulga ni con sus propias decisiones, que no son ni tan siquiera de ellos, sino de unos políticos ignorantes que solo saben de una ley: colocar a sus amigotes, llenarse los bolsillos, y callar ante las injusticias.

Sócrates identificaba la virtud con el conocimiento “… no se puede hacer lo justo si no se lo conoce, pero también es imposible dejar de hacer lo justo una vez que se lo conoce.” Según este filósofo, lo único que hace falta para hacer a las personas virtuosas, es enseñarles en qué consiste la auténtica virtud.

 Hoy, en pleno siglo XXI, hombres y mujeres mayores de edad tenemos la gran suerte de poder decidir qué hacer con nuestra vida, disfrutamos de libertad de pensamiento, podemos actuar según nuestro criterio, tomar decisiones, ser coherentes con nosotros mismos.

 La ley, formalmente, protege los derechos de los menores, como indica el art. 6º “El niño, para el pleno desarrollo de su personalidad, necesita amor y comprensión.

 Siempre que sea posible, deberá crecer al amparo y bajo la responsabilidad de sus padres y, en todo caso, en un ambiente de afecto y de seguridad moral y material.” Estos derechos son totalmente vulnerados para los hijos de los padres separados, a quienes se les priva de uno de sus progenitores por ser menor y no poder decidir.

 Nada más me queda decir. Si por decir verdades como las que acaban de leer, me catalogan como machista, sepan que me siento orgulloso de serlo, y sobre todo de hacerlo por mis hijos.

 Juan Carlos López Medina

Presidente Nacional APFS