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jueves, 14 de marzo de 2013

El mensaje papal a Yenny Smart en Vienna

Yenny, una amiga que vive en Vienna salió ayer a las cuatro de su escuela de alemán para recoger a sus niñas, antes pasó por un mercado y compró una bolsa papas. Al llegar a casa se sorprendió al ver que una tenía forma de corazón. Ella comenzó hacerle fotos y colgarlas en facebook, cuando estaba en este jubileo alimentando la creatividad de sus niñas y de sí misma, escucha en la tele que han elegido un nuevo Papa, que habla castellano como ella por ser argentino, y que escogió el nombre de Papa Francisco.
Francisco es el nombre de su abuelo, y de su padre. No tiene dudas que fue una señal de la naturaleza para ella. Me hace el relato muy excitada y me sorprendo al imaginar la escena del alimento de sensibilidad que dan los niños a los padres. Sus hijas tienen, 3 y 5 años, mi hija 4, sé de lo que hablo. No le dije que su señal era fuerte si además tenia en cuenta que la papa llegó a Europa de América del Sur, como el nuevo Papa.
Me hace feliz como en medio de este final de invierno europeo con nieve en todas partes, -cerca de aquí nevó, en el Tibidabo; Sarah desde París me dice que su patio está nevado, y el domingo comimos con sol en él- ... "aunque se caiga el cielo, algunos intentan ser felices."

No estoy bien de la cabeza, que aún la tengo en París, pero todo esto me recuerda poderosamente fragmentos de un poema de Charles Simic...

"En San Francisco, ese invierno,
Había una pequeña y oscura tienda
Llena de Budas somnolientos.
La tarde que entré
nadie vino a saludarme.
Estaba parado entre los sabios
como sí tratará de leer sus pensamientos"