páginas vistas

domingo, 16 de julio de 2017

Trinitat Vella. Barcelona.


Saliendo del metro en Trinitat Vella.  Un paisaje nada despreciable al final de Barcelona hacia la montaña.

"La Trinitat Vella, conocido en castellano como Trinidad Vieja, es uno de los siete barrios que integran el Distrito de  Andreu en Barcelona. Tiene una superficie de 0,80 km² y una población de 10. 032 habitantes en 2016"

Su mayor problema es la venta de drogas y la cantidad de toxicómanos que vienen hasta aquí a inyectarse. Prefieren este barrio a La Mina. Es menos peligroso. Hay muchos rereportajes en la televisión catalana sobre este hecho. 
A mi me atrae los libros de su biblioteca...
Las imágenes que hice al salir del metro con el móvil de mi primera visita en metro hasta aquí no reflejan esta problemática social.

Fascinación por el Pont des art en París. Cortázar y yo. Sin candados...qué maravilla.

La fascinación nace de la fragilidad aparente del Pont des Art, escenario de una novela radial en mi vida: Rayuela de Cortázar. Construido de 1801 a 1804, fue el primer puente metálico de la capital francesa sobre el Sena. Cortázar y yo...

La idiotez de ponerle candados terminó con el encanto de las rejillas que tenían sus barandas o su pasamanos. 
Ahora ( dic 2016)  son de cristal, lo que a nivel estético para mi ha perdido mucho. Pero al menos no están los malditos y desagradables candados que llegaron a ser un millón según la alcaldía de París con un peso de 45 toneladas. Un horror.

De Rayuela....


"¿Encontraría a la Maga? Tantas veces me había bastado asomarme, viniendo por la rue de Seine, al arco que da al Quai de Conti, y apenas la luz de ceniza y olivo que flota sobre el río me dejaba distinguir las formas, ya su silueta delgada se inscribía en el Pont des Arts, a veces andando de un lado a otro, a veces detenida en el pretil de hierro, inclinada sobre el agua. Y era tan natural cruzar la calle, subir los peldaños del puente, entrar en su delgada cintura y acercarme a la Maga que sonreía sin sorpresa, convencida como yo de que un encuentro casual era lo menos casual en nuestras vidas, y que la gente que se da citas precisas es la misma que necesita papel rayado para escribirse o que aprieta desde abajo el tubo de dentífrico.
Pero ella no estaría ahora en el puente. Su fina cara de translúcida piel se asomaría a viejos portales en el ghetto de Marais, quizá estuviera charlando con una vendedora de papas fritas o comiendo una salchicha caliente en el boulevard de Sébastopol. De todas formas subí al puente, y la Maga no estaba…“




Julio Cortázar en Pont des Art.

Maracaibo Oriental. Cantada por Benny Moré.

Ahora hay muchos venezolanos que detestan todo lo que viene de Cuba. Yo les apoyo 100%, incluido la quema de banderas cubanas que he dejado constancia en mis posts. 
Ahora no siempre fue así... Benny More, Barbarito Diez, músicos cubanos, y Alejo Carpentier como escritor, los tres cubanos, me dieron mis primeras referencias de ese maravilloso  país que espero que hoy salga de la bruma tras una votación no tan simbólica.

■Origen de la canción de Artemio Castañeda Hechevarría, compositor...■

"La historia va así: durante la década de 1950 José Artemio Castañeda estaba tocando con su banda del tiempo en Jutinicú, una zona rural y alentar al público a bailar. En el medio del espectáculo, un guajiro borracho (como llaman a los campesinos y los plantadores de tabaco en Cuba) se acercó a él balbuceos: "Mulato, juega el Maracaibo". Maracaibo no es sólo el nombre de la ciudad segunda más grande en Venezuela, sino también un ritmo musical del país.  Y sin embargo la experiencia inspiró el jugador tres para componer "Maracaibo Oriental".
Su nombre es José Artemio Castañeda Hechevarría, aunque todos le conocen por el apodo que le puso el Benny Moré: Maracaibo Oriental, tras grabar ese pegajoso tema, cuyo autor es el propio José Artemio.
El tema, refiere Castañeda, se lo entregó a Benny en La Habana, justamente en una fiesta en el reparto La Cumbre, donde cantó con la orquesta de Mariano Mercerón y la apoyatura coral de Pacho Alonso y Fernando Álvarez. Yo estaba allí con el grupo Maravilla de Beltrán. En un breve receso Fernando me llamó para tomarnos unos tragos y me preguntó: ¿tú eres medio compositor? Yo asentí, e inmediatamente le dije, Tengo aquí un tema que al Benny le va a gustar.
El Benny se acercó y ni presto ni perezoso le canté Maracaibo Oriental, entonces él, entusiasmado hizo un gesto de aprobación y exclamó ¡Esa es la canción que me faltaba!
Todo se dispuso, se hizo la música con arreglos de Generoso Jiménez, pero a la hora de grabar no apareció el arreglo. Ante esa situación, todos quedamos desconcertados y Generoso por dar una salida elegante al dilema propuso grabar otro número. El Benny no estuvo de acuerdo porque estaba comprometido conmigo. Fue en ese instante cuando dijo…Pues a grabar de memoria, porque yo quedé con Oriente, como él me decía, de grabar este tema cuando él viniera a La Habana.
Entonces con esa memoria musical y ese timbre melódico que le caracterizó siempre, dijo ¡Piano, bajo! y de memoria les tarareó los primeros acordes…Ton to, ton, ton to ton, que ellos siguieron magistralmente y acto seguido entonó,….tatarito tan, y virándose para el Negro Vival, uno de los trompetas le indicó ¡y tú inspira y después me entregas a mí!
El Negro Vival era mi compadre e hizo una improvisación tan genial, que nadie más pudo igualarla jamás.
Como ves la grabación se hizo de forma improvisada ¡claro! allí estaban los grandes de la música cubana, y en relación con el arreglo de Generoso, ¡el papel nunca apareció!
Días después en el momento de escuchar el número yo estaba trabajando en la ruta 10, allá en Jacomino, pero en la construcción. Lo primero que oí en una victrola ubicada bastante cerca de mi fue el tumbao del bajo. Me quedé atónito, paralizado. El albañil que estaba arriba me gritó ¡oye mezcla, mezcla! Me viré para él y grité yo también ¡que mezcla ni que mezcla si ese número musical es mío! Los que estaban a mi alrededor se rieron y dijeron ¡ah tu estás loco!
Ahí mismo abandoné el trabajo, me metí en un barril de agua, me quité un poco el cemento de encima y les anuncié ¡hasta hoy soy albañil! y preparen todo ¡que el viernes vengo a cobrar!
El número fue un éxito total. De ahí para acá nadie más me llamó José Artemio si no Maracaibo Oriental.