páginas vistas

domingo, 26 de diciembre de 2010

Un planeta cercano: Eduardo Mendoza


Paseaba con mi madre un domingo por la mañana por el Passeig de Gràcia, hace un año, cuando a la altura del edificio La Pedrera, de Gaudí, me encontré por segunda vez con Eduardo Mendoza y su esposa; el autor de La Ciudad de los Prodigios, un libro de ficción que muestra como ninguno los orígenes de esta ciudad modernista entre 1889-1929. Recordaba la primera vez que nos habíamos encontrado en la tienda de discos FNAC, y entonces él me había recomendado los arreglos de Pau Casals sobre las seis suites para chelo de Bach, y, además, me insistió fervientemente para que escuchara el concierto de la Casa Blanca que ofreció Casals ante Jacqueline Kennedy y su marido. 
Sus recomendaciones sobre el músico clásico catalán me han señalado un camino que ya había abierto en La Habana, la musicóloga y amiga Carmen María Coopat quien se tomó muy en serio que yo comenzara a escuchar con detenimiento música clásica para poder escribir sobre música popular y especialmente del compositor cubano Esteban Salas (1725-1803), que es él músico clásico más antiguo de Cuba. De quien se conserven partituras, y para algunos abre las cenas de Navidad habaneras y ahora, parisinas, sevillanas y catalanas nuestras. Fue el único autor que quise comprar para dárselo a Mendoza, pero no había en la tienda.
En mi estudio tengo la foto, que ahora comparto con todos, donde aparece mi madre entre Mendoza y yo en la acera del Paseo de Gracia con losas que diseñó Gaudí, para suerte y escenografía de los tres. Mientras miro la imagen recuerdo que Enrique Vila Matas escribió que en este paseo uno se podía encontrar a cualquier persona, él incluso se encontró con autores que deseaba ver y ya se habían ido de esta tierra, yo aunque sea una sola vez, quiero encontrarme a José Lezama Lima leyendo en voz alta como los griegos…
Una oscura pradera nos convida, sus manteles estables y ceñidos, giran en mi, en mi balcón se aduermen…


1 comentario:

  1. ...en mi balcon se aduermen... la pimpante madreselva, Federico en sus manteles y esa lluvia que subía desde el monte hasta la verja,
    campanas de lejanía...
    Salvador Ramos
    Entrañable entrada.
    Que mas se puede decir¡

    P.D.- Me puede tanto el asmático, heliopólico y pitagórico encuentro con el gran Lezama que no me pude resistir a hilvanar por mi cuenta ese añadido a su final... pido disculpas.
    Por cierto, a las losas de Gaudi... los lagartos en hierro de Jujol yo opondría amablemente. Lagartos mas prosimos del mundo mendozino. a mi pensar.
    Pd.-2- Mendoza era un interior moreno que jugaba en el Atletico de Madrid hará 40 años, una noche de hace muchos años, creo, fuí a un pub que habia montado un jugador paraguayo del Málaga.Madrid en Marbella, llamado Fleitas, y yo fui y lo saludé con un encantado de conocerle, Mendoza... en puñetero lapsus ginebrae. El mendozado Fleitas, encontrando una linea de pase en el enredo que yo habia cometido, me respondio sonriendo en fina caipiriña de flamenco-guaraní: el doctor Album, me supongo...
    y es que hay calles que son como aquellos albunes de cromos Fher con los viejos futbolistas de los sesenta, donde te puedes encontrar con cualquier pieza, incluso aquel que nunca salia en los sobres sorpresa de mi infancia, o aquellos que ya hace tiempo estaban fuera de circulacion, por rastros y nubes, en carpetas dormidos, en un lapsus pillados, que con gacha de harina, superglue de los campos, a los hojas fijamos...
    Vale lo dicho. De lo que llevo leído y visto, me
    mola su blog. Calor humano. Sabor y saber.
    salvador ramos
    ¡

    ResponderEliminar