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miércoles, 1 de junio de 2011

Soñé que había regresado...

Tras las cartas y los regalos que me trajeron de la isla hace dos días, en mi sueño, la incertidumbre por la muerte del máximo líder seguía intacta. No obstante, contrario a lo que imaginé desde Europa, me adapté rápido y volví a los paseos matinales saliendo de mi casa en calle 17 en el Vedado hasta el mar. Volví a mirar los lugares donde escribí mis primeros versos: La playita de 16 y Malecón, detrás del Vedado Tennis Club que perteneció a la poeta Dulce María Loynaz del Castillo; el jardín de la primera casa modernista habanera que perteneció a Catalina Lasa, y sobre todo anduve todo paseo desde la calle 19 hasta la Universidad para ver de cerca el impenetrable castillo del Príncipe que siempre me pareció alto hasta que conocí el Castillo de Carcassonne al sur de Francia. Andar toda la avenida de 23 y detenerme en la Cinemateca fue raro, estaban las mismas personas afuera que solían ir cuando yo estaba allí, pero no conocía a ninguna y sus miradas me hacían parecer un extraño.
Me asombró que ya no quedaban familias del barrio que no tuviesen a un familiar en el extranjero: Estados Unidos o Europa y les parecía bien. La sensación de volver era indescriptible, aunque los militares vestidos de verde me parecieran de videojuegos, no les tenía miedo, eran de cartón mal hechos, y mi hija los miraba.
Eso sí, sentí que mis viajes virtuales con Google Earth desde Barcelona en fase cuervo solitario, no sirven de nada porque carecen de olor y los olores son una parte increíble de esa isla.  
Descubrí en sueños que ya no soy de allí, cuando intento convencer a mi niña delante de mi guardería, Los Zapaticos de Rosa, en la esquina de Línea y 12, que también tuve su tamaño en un lugar tan lejos de donde ella nació en Barcelona. 
Nadie, ni mi madre, saben que rastreo toda la ciudad como un fantasma endeble sin necesidad de pedir un permiso de entrada (previo pago) al consulado cubano mientras ellos duermen. El poeta Góngora, en 1584 ya había resuelto en versos mi problema:

El sueño (autor de representaciones), en su teatro, sobre el viento armado,
sombras suele vestir de bulto bello. Síguele; muéstrale  el rostro amado,
y engañarán un rato tus pasiones dos bienes, que serán: dormir y vello.

6 comentarios:

  1. Querido Arsenio: ese sueño es pesadilla recurrente del exiliado. Creo que todos, sin excepción, estamos condenados a regresar a la isla en los pesados brazos de Morfeo.

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  2. A Ana Sanchez Aguilar y Miguel Baluja Rodriguez les gusta esto (facebooK) 1 de junio 2011

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  3. Querido amigo, como sabes llevo casi 18 años fuera de la isla, pero no de sus recuerdos, volviendo a esa dama, cada 2 o 3 años aproximadamente. Después de uno de esos viajes de un mes, a casa de mi madre "mi casa", regresé a Barcelona, me bajé del taxi que me traía del Prat, subí hasta el ático donde vivía, y al darme una ducha como quitándome "el polvo del camino" sentí en mi soledad que estaba en casa. Aun es un sueño despierto, y mas aun me convenzo de que la isla, tan hermosa como claustrofóbica, tiene el síndrome de atracción energética de Eivissa. Bienvenido a casa Amigo mio.

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  4. Ingeborg Portales
    llevo 14 anhos fuera de Cuba y nunca mis suenos suceden en los lugares en q estoy viviendo. estan presente personas que no conocia cuando vivia en Cuba, personas de aqui o de Peru, pero siempre los lugares donde suceden los suenos son lugares de Cuba. una vez le contaba a una amiga de la escuela donde trabajo, una gringa, que se habia pasado la noche montando bicicleta conmigo por las calles de mi pueblo. se reia mucho.

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  5. Juan Perez Esos sueños son nuestras Raizes que nos llaman a viva voz.Yo he sonado con lo mismo de vez en cuando y despierto asustado,porque me doy cuenta que no estoy alli,pero es bueno,muy bueno soñar de esta manera,creo que el cuerpo lo necesita.Un saludo y un abrazo para ti Arsenio.

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  6. A Laetitia Fernandez le gusta esto.

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