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sábado, 18 de abril de 2015

Aplicaciones de radio entre la masía y la nostalgia. En Cataluña y La Habana.

Le comento a Lupe en el silencio-amanecer de la terraza superior de la masía donde desayunamos, que ayer en la madrugada de L´Empordà,  luego de escuchar jazz clásico y progresivo, estuvimos escuchando, en la App TuneIn radio para iPhone,  Radio Progeso (emisora de Cuba). Ella me dice que se la ponga, que  a esta hora hace veinte años, en La Habana, antes de irse definitivamente, se deleitaba escuchando, Recuerdos del Ayer...
Cuando intento conectarla de nuevo, no entra o no se escucha, y me dice entonces que ponga Radio Reloj (otra emisora cubana), cuando la conecto, nos damos cuenta de que eran las 4:13 am en La Habana, y aquí, en L´Empordà eran las 10:13 am, seis horas de vida que separan un siglo de nuestras vidas anteriores, con lo cual su nostalgia no podía solucionarse por ahora.
Rápidamente dijo, ponme una emisora de Miami, (donde ha vivido los años de ausencia de La Habana) y me dio por escribir de app y nostalgias, y me vine a la plantilla de mi blog... ¿a cuántos de los que
andamos dispersos por el mundo nos pasa esto? El antojo en momentos determinados por volver.

Ella no sabe que yo desde ayer me releo por toda la masía, siempre que mi niña me deja, Vistas del Amanecer en el Trópico (1974), de Guillermo Cabrera Infante, y Fuera del Juego (1970)  de Heberto Padilla, ambos de la Biblioteca de Norma, argentina marcada mucho por los 8 años que pasó en La Habana, desde 1961 hasta 1969, y atesora una colección apreciable de lo mejor de la literatura cubana de todos los tiempos.

Algunos textos de ambos libros me recuerdan porqué me fui de ese lugar que la nostalgia me hace volver:

INSTRUCCIONES PARA INGRESAR EN UNA NUEVA SOCIEDAD

Lo primero: optimista
Lo segundo: atildado, comedido, obediente.
(Haber pasado todas las pruebas deportivas)
Y finalmente andar
como lo hace cada miembro:
un paso al frente, y
dos o tres atrás:
pero siempre aplaudiendo.

Libro Fuera del Juego, Heberto Padilla, 1968. pág 58.


(Sin título)

Empezó a llover cuando la manifestación pasaba frente al Capitolio Nacional. Corriendo vino un edecán con un paraguas. Lo abrió. "Presidente, no se moje". El presidente de la república hizo un gesto airoso con el brazo y rechazando el paraguas respondió: "No importa, amigo: es agua cubana la que está cayendo".

Vista del amanecer en el Trópico. Guillermo Cabrera Infante, pág.123.



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