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martes, 29 de octubre de 2013

Desnudo suicida: Ana Mendieta & Francesca Woodman

Buscando un cuerpo que no sea el suyo, la artista plástica cubanoamericana,  más conocida por sus performances, Ana Mendieta, se deforma a sí misma (Glass on Body 1972)  para encontrar texturas más allá de la sexualidad que pueda representar. En los años setenta, los de esta foto, no existía la tecnología con que hoy contamos, pero ella era capaz de llegar al mismo lugar con la creatividad de sus performaces. La abundancia de su monte de venus, es ya un detalle que define  una época,  aunque la forma de aplastarse la barriga puede ser una alegoría a la esclavitud de las dietas. Murió con 36 años al saltar por la ventana de su apartamento en un edificio de 34 plantas en Greenwich Village, Nueva York, (en 1985) después de discutir con su marido, aún se especula sobre su muerte...  
La foto anterior y la siguiente, son fotos de artistas suicidas  de los años ochenta, que quisieron cambiar la forma de mirar su cuerpo o el de sus modelos a través de auto-fotos, hoy tan populares gracias al móvil y su difusión en Internet. Si arriba se muestra un monte de venus copioso similar al Origen del Mundo de Courbert, debajo la artista, Francesca Woodman, que se suicidó con solo 22 años, en  Manhattan, 1981, o sea, cinco años antes
que Mendietta,  muestra orgullosa un pecho con pezón aplastado por un cristal y un también poblado monte de venus salido de la adolescencia, con la diferencia de que este aparece al final de un túnel formado por sus piernas en un segundo plano.
El lector se equivocaría si pensara que esto es un dialogo entre artistas, pues que se sepa, no se conocieron nunca, cuando Ana expuso en EE.UU,  Francesca estaba becada en Italia, y se suicidó joven sin difundir su obra, y solo sus padres la dieron a conocer impresa, un año después de que Mendietta se suicidara, en 1986.
André Bretón afirma: no será el miedo a la locura lo que nos corte el camino de la imaginación.



Para finalizar este breve análisis, me gusta especular, que ambas artistas, en realidad homenajeaban al pintor, Rafael (Raffaello Sanzio 1483-1520)  quien no utilizó un cristal para su cuadro Fornarina, sino un pañuelo. 
Para mí la transparencia del pañuelo, y la posición de las manos me hace pensar que estas artistas lo tenían en su subconciente cuando realizaron sus fotos, ya que el único punto en que ellas coinciden es que las dos pasaron largos períodos en Italia. No obstante, Woodman, tiene más conciencia de Rafael, pues tiene un anillo en un dedo cercano al pubis, que pudiera recordar la perla en clavada en el turbante de Fornarina, que para muchos historiadores, era la señal de su romance y casamiento secreto con la modelo, ya que él estaba comprometido con la hija de un poderoso cardenal  del Vaticano.
La vivencia oblicua, se cumple entre la oscura progresión asociativa de la metáfora, con su fuerza de desarrollo no casual, y el reconocimiento de la imagen, Saúl Yurkiévich.








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