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miércoles, 5 de junio de 2013

Galletas holandesas en L'eixample barcelonés.

Estaba charlando con Lissette en su casa sobre mi último viaje a Praga con mi hija y ella me contaba su periplo europeo y miamense. Mientras su niña jugaba con la mía en el salón, después de un rato me brindó té,  en la bandeja llegaron las galletas típicas holandesas (stroopwafels); salidas del plástico fino estaban duras, me dijo,  ponlas encima de la taza y se ponen suaves con el vapor del té... Este modo de hacer me recordó el origen de las tapas sevillanas... Las galletas de caramelo absorben también el aroma del té con lo que su piel al entrar en contacto con el paladar es una delicia.
Al probarlas, le dije, se merecen un post... ¿Dónde puedo encontrarlas? Las venden en cualquier herbolario de Barcelona. Otro motivo, junto a los molinos, los tulipanes y los canales para acabar de volar hacia Holanda, algún día.
El camino del té en Japón sirve para vivir el momento comunicado con la luz y la naturaleza, según el budismo zen, justo lo que brinda el patio interior de las manzanas de l' eixample barcelonés,  que en casa de Lissette se hace real, uno habla  con sabor de té y conectado con el patio de luz. Me hace mucha gracia que si ve l'eixample catalán diseñado por Ildelfons Cerdà en un mapa, te das cuenta que es la única parte cuadricula perfecta de Barcelona, lo más parecido a las cuadriculas perfectas de las galletas holandesas de caramelo.

Historia.
"Los waffles de sirope se inventaron en la ciudad de Gouda en 1784. Según cuenta la leyenda, un panadero en Gouda hizo una galleta con todos los sobrantes de las migajas y especias para luego rellenarla con jarabe de caramelo. De esta forma el waffle de caramelo comenzó como un dulce de los pobres y, finalmente, se convirtió en el más popular acompañamiento del té o del café, leche o chocolate,  en Holanda."




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