Antonio Machín nacido en el pueblo de Sagua la Grande, en la provincia de Santa Clara, en 1903. Antes de músico fue albañil. Su primera etapa fue muy difícil y se vio forzado a trabajar a la edad de ocho años para ayudar a pagar numerosas deudas de su padre.
Un día estaba en la calle, cerca de su casa, cantando calladamente. Un sacerdote que caminaba por allí le oyó y lo alentó a hacerlo en un fiesta. Cantó el Ave María de Schubert.
En 1926 se fue a La Habana, donde un español le ayudó a conseguir un contrato para cantar en un pequeño café. Ese año formó dúo con el guitarrista Miguel Zaballa. Un año después Don Azpiazu, director de la orquesta Habana Casino, añadió el dúo a sus actuaciones del Casino Nacional de la Habana; así se convirtió en cantante del Casino Nacional, primer negro que cantara en este exclusivo lugar, sitio donde se podía encontrar a los terratenientes cubanos y norteamericanos, a la clase alta, estrellas de cine, millonarios y diplomáticos, que bailaban y buscaban romance.
El 26 de abril de 1930 actúa en Nueva York, en el teatro Palace de Broadway, la orquesta de Don Aspiazu, quien empleó por primera vez ante un público norteamericano una sección rítmica con instrumentos típicos afrocubanos. El cantante se consagra interpretando El Manisero, de Moisés Simons, y Mamá Inés, de Eliseo Grenet. El Manisero fue la primera canción cubana que se convirtió en hit en Norteamérica, alcanzando ventas de más de un millón de copias ese año. Dato importante, que nos da una idea de la popularidad de Machín antes de llegar a la península. Luego, en el mismo New York, graba varios discos para la RCA Víctor con un cuarteto que forma en esta ciudad, El Cuarteto Machín (clave, tres, guitarra y trompeta),donde participara quien luego fuera el máximo creador del jazz latino o afrocubano en esa ciudad: Mario Bauzá.
Posteriormente llegó a Barcelona, en septiembre de 1939. Venía de París y traía las canciones que había grabado en América. Llegó alejándose del conflicto bélico que toda Europa presentía. Antes había estado dos años en Londres. De esta etapa poco conocida de su carrera, cuenta en 1969 al periodista Angel Casas: "Crucé el charco yo solo, contratado para intervenir en una revista en el teatro Adelhis, en la que cantaba el Lamento Africano, de Lecuona. El espectáculo duró dos años. Los fines de semana los pasaba en París. Y desde allí a Barcelona".
En Barcelona se alojó primero en una pensión, luego en un hotel de la Plaza Cataluña –encima del cabaret Rigat, ya desaparecido; y luego, definitivamente, en un piso cerca de la Diagonal. Debutó en la Sala Sangay de Barcelona, una especie de local de alterne, recibiendo por su trabajo la cantidad de 25 pesetas diarias. Alternó este trabajo con actuaciones en diferentes cines de barrio donde actuaba al acabar la doble sesión cinematográfica.
En Madrid se presentó en la Sala Conga, donde irrumpió por su cuenta en el escenario porque le negaban la contratación alegando que era un desconocido. De ahí pasó a Casablanca y al Circo Price. Con el tiempo abrió un bar que llamó "Machín". En 1941 graba sus primeros temas.
Cuando regresó a Barcelona en los sesenta, cobraba 35 mil pesetas por gala y se hospedaba en el hotel Manila, cerca de las Ramblas, donde fue entrevistado para un libro sobre música española y la revolución del disco.
No es casual que esté enterrado en Sevilla, previo pedido. En esta ciudad encontró a su futura esposa y junto con ella la estabilidad del éxito en toda España.
Dicen unos que a Sevilla llegó para inaugurar un bar al final de calle Tetuán, llamado Kursal, otros dicen que su debut fue en el Hernar. También se sabe que actuó en el Líbano, un parque, y en el Casino de la Exposición de Sevilla. Su hermano Hugo residía antes que él en la ciudad y se ganaba la vida de fontanero; tenía su fontanería en la calle Águila y cuentan que fue el primero en desembarcar en esta ciudad en 1929, y no Machín.
Machín se casó Ángeles Rodríguez en Sevilla, el 10 de junio de 1943, en la iglesia de San Luis de los Franceses, una de las capillas barrocas más importantes que se conservan en esta ciudad. Vivió un tiempo en el barrio de la Cruz Roja, en la calle Manuel Mateo, que ahora –hace solo unos meses– se llama, precisamente en su honor, Antonio Machín. Vivía en un chalet con su suegro. Luego se mudó para el barrio de Heliópolis, una urbanización hecha para la Exposición de 1929.
Graba Angelitos Negros en 1947, y el éxito alcanzado por el tema supuso su asentamiento definitivo en España. Un año antes había grabado Toda la vida, y uno después Dos gardenias.
Su triunfo es tal, que ya a fines del cuarenta pasa a cobrar doscientas pesetas, luego trescientas cincuenta, y a fines de los sesenta cobrará treinta y cinco mil pesetas por cada gala que realiza. Ello sin tener representante de ningún tipo. Cuentan que era un hábil negociador que supo mantenerse a pesar del tiempo.
Cementerio de Sevilla donde está enterrado. Las veces que vosité su tumba siempre me llamó la atención el mármol casi negro con las letras blancas. Justo detrás está la tumba de otra cubana: Gertrudis Gómes de Avellaneda.
Desde 1994, cuando se celebró el primer "Encuentro del Son cubano y el Flamenco" –allí Compay Segundo echó ron en su tumba sevillana, y le tocó y cantó Dos Gardenias acompañado del pueblo y toda la prensa nacional–, Antonio Machín resucita a su manera cada año, y nos hace saber que está presente. Quizá, desde Cuba, llegó a sembrar su voz en la península en una suerte de pacto consanguíneo. Esto hace pensar, además, que no sólo viajó buscando el triunfo, que finalmente alcanzó, sino que de alguna manera cerró el círculo de exilio y emigración que había abierto su padre cuando viajó a la Isla desde Galicia, buscando también nuevos horizontes.
¿Quieres saber má de música cubana?
Roberto Garcia: Antonio Machin , lo escucho y lo vuelvo a escuchar mil veces como villaclareños me siento orgulloso de sus triunfos en España donde vivia , pero en mi molesta opinion sus primeras grabaciones con orquestas y cuarteto en USA , fuerón las mejores .
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