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viernes, 22 de enero de 2016

Acabo de enamorarme de una italiana en la calle Verdi. Gràcia, Barcelona.


Acabo de enamorarme de una cafetera italiana en la calle (carrer, en catalá) Verdi en el barrio de Gràcia, en Barcelona.  Es más alta que yo.  Está enmarcada en una puerta cerrada y tiene una cintura sin hacer ejercicios que para sí misma la quisieran muchas. Luigi De Ponti la inventó en 1933, y se reconoce como "Moka Express." Aún así, sus años, me gustan sus líneas.

Creo que es el mejor graffitty que veré en todo el año, aunque quedan once meses para su fin.
Pero el hálito de misterio que rodea ha esta cafetera italiana del siglo veinte, es seductor y nostálgico. 
La falda plisada que lleva con corte diagonal es un acierto,  que combina con una blusa plisada y boina.
Es algo androgina, pero visualmente, su altivez sensual supera todo. 
No es casual que la cafetera sea italiana, y esté graffitada en la calle Verdi, este compositor italiano, nada es casual. Mucho menos que ella también se enamorará de mi antes de entrar en un concierto de Ata Harocho, con otra seducción musical de tablas índues, kora africana y una voz cantando en sánscrito. Es invierno y el amor está en el aire o  es la fuera del destino.

 

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