Llueve en Barcelona con la misma fuerza que lo hacia la lluvia que recuerdo en el Caribe.
Era tal el sonido que Lorca mandó a callar a todos en un restauran en la Acera del Lovre del Centro Gallego para escuchar la lluvia habanera.
Consecuencias poéticas de la lluvia imitando el puntillismo. Yo atrapado en una biblioteca. Eso me pasa por tener tantas preguntas en la cabeza.
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