Este pueblo que veís de Lleida, en su calle Amargura, acogió al poeta Gustavo Adolfo Bécquer en otoño de 1860. Cuando vino desde Madrid para intentar mejorar su cuerpo que alojaba una tuberculosis que terminó matándolo en la calle Huertas de Madrid...
Aquí, no se curó, pero escribió la leyenda "La Cruz del Diablo," sobre las ruinas de Castell; de Sant Martí dels Castells, a 10 minutos andando.
Bécquer pertenece a esa estirpe de escritores de luxe Kafka y Pessoa que vieron muy poco de su obra publicada en vida y alcanzaron su gloria tras la muerte.
La vida quiso que viviera muy cerca de su casa natal en Sevilla en el año 2000, allí releí sus versos y me apasioné como él de la Semana Santa sevillana que incluí en mi novela inédita.
Luego, me quedé muy cerca de la casa dónde murió en Madrid, en un piso que tenía mi amigo escritor Bruno Galindo. Hoy no sé si cierro un ciclo con Bécquer. Pero andar por este pueblo de estructura urbana medieval sabiendo que él hizo lo mismo, sobrecoge. Hace que la literatura sea algo más que esa piel virtual de conocimientos que me cubre.
Mi amiga actriz Malena siempre me compara desde su cariño con Cortázar, es cierto, que lo he seguido por París y sus rutas allí; pero también a Pessoa en Lisboa y a Bécquer. No por querer llegar a ser ellos, sino por seguir la ruta de sus motivaciones, o la literatura que es curiosidad que invita a la creatividad.
La Cruz del Diablo...(argumento)
"Mientras visita las cuevas de Bellver, un turista decide preguntarle al guía el origen de la cruz emplazada en ese lugar. Éste le cuenta la historia de aquella cruz, que supuestamente estaba maldita. Resulta que el señor del Segre iba matando a la gente que estaba en contra de él. Era famoso por su crueldad y sobre todo por su armadura. A tal personaje lo mataron y esta armadura cobró vida propia. La llevaron al juicio y le dijeron que se quitara la armadura. Al final le levantaron el casco y para sorpresa de los allí presentes, la armadura estaba completamente vacía. La llevaron al calabozo y el alcalde, que no se creía lo sucedido, entró en su celda y esta le atacó y se escapó. La volvieron a coger y la quemaron y fundieron en la hoguera, mientras se escuchaban gritos de dolor. De esta forma la armadura se convirtió en la citada cruz, situada en la colina del municipio de Bellver."
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