Julio Romero nació en Córdoba. A finales del siglo XIX y su obsesión por las morenas andaluzas es parecido a las que cualquiera puede tener cuando se conoce ese paraiso llamado Córdoba. Donde las mujeres tiene una piel que también puede ser el paraiso. Yo encontré, en realidad ella me encontró una piel casi exacta a esas morenas de Julio. Puedo jurar que la masa adiposa de su pecho era la misma, y de su olor, me niego hacerlo público. No les daré ese gusto. Me lo reservo.
Todas las morenas de sus lienzos, son guapísimas ante sus ojos. Romero, además, se especializó en retratar sus diminutos pezones posados sobre esos pechos, casi perfectos como cilíndricas naranjas.
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