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miércoles, 25 de septiembre de 2019

Soñé que había regresado II


Es la segunda vez que sueño así tan directo, solo esencias.
No recuerdo el aeropuerto ni las calles al llegar a La Habana, solo a mi madre, mi hermana y a Garcés. El padre de mi sobrino que me envió unas fotos de familia de hace más de veinte años.
Subimos por la calle 16 del Vedado,  la esquina de mi casa con la calle  17. Y todo lo veía infinitamente pequeño.  
No paraba de gritarle a Garcés, él único del grupo que también ha vivido en Europa como yo más de 20 años.
-¿Tú también lo viste todo tan pequeño al volver la primera vez? 
¿Cómo los recuerdos nos  pueden engañar tanto?

Casi nada es como  lo recordaba desde Barcelona, mi hija no estaba a mi lado.
Ya no sé si es un sueño o una pesadilla. No ocurrió nada extraño salvo que sé que un retorno no es sí de sencillo. No abres los ojos y estás donde deseas, hay trámites infernales para entrar en esa isla que no deseo, y dineros que no siempre tienes que pagar por haber nacido allí.

¿Publicar que he soñado con el país que he elegido no volver en 20 años es un signo de debilidad?¿Desvelarme y pensar ahora en las causas de ese sueño, un culpable, será otro?¿Poner música de allí y hablarlo un consuelo?
Mis recorridos de infancia

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