A todos los lectores que conocemos sus libros nos hizo dar un salto de alegría este premio Nobel concedido a Mario Vargas Llosa. Especialmente, para los lectores cubanos, un escritor que la mayoría leyó ilegal en Cuba, forrando las carátulas de sus libros con el periódico oficial del Partido Comunista, Granma, unas veces, y otras, con cualquier papel posible, el morbo del festejo contenido, asumir éste como una victoria de la formación de nuestra personalidad en los últimos cuarenta años, es ¡excelente!
La bloguera Yoani Sánchez que se ha convertido en el reflejo social de la inmediatez cotidiana de ese país en los últimos tres años, relacionó a este escritor con el amor de su pareja y su carrera de filóloga, y acertó de pleno una vez más: causa y buen efecto.
Era evidente y previsible que la maquinaria obsoleta y socialista de Raúl Castro y la sombra larga y digital de su hermano, se pusieran rápidamente a generar una etiqueta absurda y acorde para la ocasión, y así nació: el Antinobel de la ética, artículo firmado por pH ¿o HP? Con lo fácil que sería decir: -Es una fiesta para Cuba que Vargas Llosa recibiera esa noticia de la Academia Sueca releyendo la novela El reino de este mundo escrita por el cubano: Alejo Carpentier. La promoción gratuita y universal que ha hecho este escritor de la cultura cubana sin que nadie se lo pida, es impagable en términos de marketing, no hay empresa de promoción que pueda pagar una campaña así. Un estudio reciente calculó los millones de euros que se tenían que haber gastado para igualar la promoción que dio el equipo de futbol Español a la industria de turismo en toda España, cuando ganó el mundial de futbol en agosto de 2010. Ya sé que la literatura no es el futbol, pero es solo una referencia cercana para intentar dar una idea de cómo le saca provecho ($) a un suceso de tal magnitud precisamente un país que lo necesita como ninguno.
A mí, que me seduce la utopía, relanzaría todos los libros de Carpentier en cada rincón del mundo hispano (500 millones de hablantes) e incluso en otras lenguas, con una cinta exterior en cada libro: Recomendado por Mario Vargas Llosa.
Es una lástima que en ese país bailón, sus dirigentes no sean capaces de recordar una timba de José Luis Cortés, el Tosco cuando sentenció:
No se puede tapar,
el sol con un dedo,
la verdad es la verdad,
mala cara no quiero…
Si en aquel país alguien pensará sobre marketing exterior o cultural en los mismo terminos que se le hace a la revolución, seríamos los mejores publicistas del mundo. No se le puede pedir peras al olmo, no, no.
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