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domingo, 6 de noviembre de 2011

Los cubanos postizos: Charlie Parker and Cia...

 
Charlie Parker trazó sus comienzos en la cubanía más visceral junto al cubano tocador de congas Chano Pozo, quien escribó un clásico del latin jazz Manteca e introdujo este instrumento en el jazz, en la orquesta de Dizzie Gillespie. Chick Corea tampoco era cubano pero comenzó su carrera como músico de jazz gracias a que el cubano Mongo Santamaría, le dio la oportunidad de debutar como pianista de jazz cuando no era Chick, sino Armando Corea. Tito Puente era puertoriqueño, pero se abrió un espacio en el mundo latino de Nueva York con  la cantante cubana La Lupe.  Dizzie Gillespie no era cubano, pero casi toda su vida la pasó entre ellos, primero con Chano Pozo, (en la foto del post está con unas claves cubanas secundando a Chano), luego siguió juntando cubanos a su grupo como  Paquito de Rivera, Arturo Sandoval, Gonzalo Rubalcaba y otros muchos.  Carlos Santana no es cubano pero su canción más conocida, Oye como va, es un chachachá-rock genuino de Cuba, donde la gran novedad, es su guitarra, pero sus tumbaos y cadencias es un rígido chachachá con fusión de rock. Rubén Blades no era cubano, pero su madre sí, él, además, ha hecho un magnífico arreglo de Muévete, una canción de Los Van
Van. Marc Ribot, tampoco es cubano, pero creó un grupo  Los Cubanos Postizos, para reproducir a escala de los noventa la música del matancero Arsenio Rodríguez en pleno New York, su versión de, No me llores más, peculiar y diferente. Pitbull no nació en Cuba pero se siente cubano de Miami, donde nació un tiempo después de que sus padres abandonaran la isla por el Mariel en 1980.
Chopin no era cubano, pero un soleado domingo de junio de 1837, coincidió en la casa de campo del marqués de Custine, en las afueras de París, con Berlioz y Chateaubriand; aunque lo más interesante de la velada fue para Chopin ``una cubana que, sin ser profesional, se atrevió a cantar un aria de Bellini con el tenor Duprez. Y lo hizo bastante bien'', se trataba de la Condesa de Merlin. La prueba es que él se animó a tocar dos estudios, una balada y hasta improvisó. La simpatía de Chopin por la condesa había surgido durante la cena mientras ella confiaba su sueño de regresar a La Habana, su ciudad natal. Por eso cuando luego le pidieron que cantara canciones en español, viéndola tan dispuesta, él se sentó voluntariamente al piano y la acompañó a cantar y bailar. Y dicen que esa madrugada, de regreso a París en su cabriolé, el creador de música iba tarareando una de las canciones que le oyó a la Merlin. Acaso La mano o Guarda esta flor, halladas entre los papeles de la condesa después de su muerte.



foto: Revista Life. Chano Pozo y Dizzie Gillespie en un camerino antes de salir a tocar, años cuarenta.

2 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho este artículo como todos, pero éste en especial porque haces una interesante exposición donde señalas la influencia de músicos cubanos en otros que lo parecen o lo quisieran ser. Me hubiera gustado que hallaras más nexos, me quedé con ganas y que no hubieras omitido la relación de Tito Puente con la Gran Celia Cruz, que es casi es axiomática. El final con Chopin y la Merlin es sorprendente y emocionante.

    gracias

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  2. Sí, a mi también me gustó mucho este!
    Los cubanos lo mejor que hemos hecho es la música.
    Abrazos!

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