Ayer un amigo, ahora en Miami, me dijo que extrañaba Barcelona. Él pensaba que después de irse de su país de origen puedes cambiarte de ciudad sin pedir licencia de nostalgia.
Desgraciadamente eso no es posible. Algunas ciudades se meten debajo de la piel y solo deciden salir cuando estás lejos. A mí me pasó con Sevilla, después de dos años allí, me pasó con París donde pasé poco más de un mes, me pasó con Florencia que solo visité dos días y me pasó con Praga donde fui solo cinco días con mi hija.
Una de las causas de mi impacto de París fueron sus luces de navidad del año 1999, hoy le envío a mi amigo en Miami otras luces de Navidad de Barcelona para que iluminen sus recuerdos.
Desgraciadamente eso no es posible. Algunas ciudades se meten debajo de la piel y solo deciden salir cuando estás lejos. A mí me pasó con Sevilla, después de dos años allí, me pasó con París donde pasé poco más de un mes, me pasó con Florencia que solo visité dos días y me pasó con Praga donde fui solo cinco días con mi hija.
Una de las causas de mi impacto de París fueron sus luces de navidad del año 1999, hoy le envío a mi amigo en Miami otras luces de Navidad de Barcelona para que iluminen sus recuerdos.
Las fotos aquí publicadas me fueron enviadas por la web de luces de navidad quienes se pusieron en contacto conmigo tras mi primer post de luces 2014.
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