No dije una palabra de ellas el día de las madres. Le mostré esta foto que tengo en la encimera a mi niña y le conté cómo me querían. Con ellas miro las noticias, bailo con mi hija, cocino, escribo, me desnudo. Conocen todos los secretos que no ven de mi, pero están ante mi.
Me ponen muy triste cuando las recuerdo en mis mejillas y sus labios, cariños y abrazos. Irse es una mierda excelente en la tristeza y en la nostalgia y en la alegría mediterránea que son los ojos de mi hija. Tener una familia que te creó una base de cariño hasta morir también.
No dije nada el día de las madres. Lo digo hoy, de tres lindas cubanas metidas en mi sangre para siempre. A mis hermanas no las abrazo hace 17 años. No sé si es mucho castigo el exilio. No sé si los poetas lo merecemos tanto, no sé si los cubanos merecemos tanto por pensar diferente.
No dije nada el día de las madres. Lo digo hoy, de tres lindas cubanas metidas en mi sangre para siempre. A mis hermanas no las abrazo hace 17 años. No sé si es mucho castigo el exilio. No sé si los poetas lo merecemos tanto, no sé si los cubanos merecemos tanto por pensar diferente.
Hace una semana detrás de la universidad de Barcelona donde estudio Fernando Ortiz, dos lúcidas estudiantes de periodismo me preguntaron en entrevista oficial para su tesis, si había sentido racismo aquí en los ojos y las miradas de la gente. No les dije que cuando eres criado con tanto amor negro y blanco; el odio no te entra. Te resbala. Y se les debo a ellas...
Ellas, la nostalgia y la Tristeza: madres las tres de esto que soy. Un beso.
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