A la estelada independentista catalana le está pasando ya como a la imagen del Che. Te la encuentras en tantos formatos de 'merchandising' que la pregunta: ¿es más diseño que política? Es muy corriente. Puede un diseño definir una actitud ante la vida. Si.
De hecho hay menos en los balcones de las casas en Barcelona pero está más en los cuerpos. Pulseras, relojes, sabdalias, estuches...
Chanclas, bolsos, llaveros, toallas, lápices, camisetas, portafólios, carpetas, pegatinas.
Significa algo reivindicativo, a pesar de ser un objeto de moda y de diseño más.
Esto lo ha hecho bien el independentismo en Catalunya. Convertir la política de querer ser un estado independiente en moda entre los más jóvenes que en las manis todas, la llevan como capas del zorro. Quien iba de negro, pero era el valedor de la justicia.
La estelada, imitación de la bandera cubana que oficializó F. Maciá en 1919 como el ícono independentista, le lleva mucho terreno ganado como moda cotidiana a la bandera española oficial.
El PP lleva un recital de torpezas extraordinarias. Comenzó con poner un recurso al estatut en 2006, que hoy piden a gritos que Puigdemont y el Govern lo retone, pero ya es tarde, en 2007 no se veía u a estela salvo alguna el 11 de sep. Y acabó hace unos días con los Jordis en la cárcel.
Para hoy (sábado) ya anuncian una nueva torpeza legal desde el consejo de Ministros en Madrid, no tienen coraje ni de venir hacerlo a Barcelona. Todo lo ven por la tele. O sea, aplicar el Art. 155. Más unión del inpendentismo, más esteladas al cuerpo y al corazón de los catalanes.
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