Esto no es un post, es un blues, sobre cómo atravesar Francia en coche de día y de noche y no morir atrapado entre paisaje y arquitectura.
Entre casas con entramados de madera exterior que parecen árboles y casas que parecen castillos y entradas de castillos que parecen casas en la carretera.
Es frustante intentar regalar este viaje a mucha gente que por tiempo y distancia no puede hacerlo.
Esto es solo la brizna que queda atrapada en una cámara y la voluntad por compartir un viaje de París a Barcelona por carreteras nacionales evitanto autopistas para conocer un país.
Trazando una vertical por el medio de Francia con un mapa por su carretera Meridiana exactamente como te hacen cuando te cambian el corazón. Y vas en dúo acercando un corazón parecido al tuyo que se llena de asombro y tristeza por abandonar un jardín en un castillo.
Y cuando entras en Girona, La Junquera, sabes que tu corazón no es el mismo, pues la experiencia es bicéfala y tiene dos corazones y cuatro ojos.
Puente de Eiffel. Fue el más grande del mundo desde finales del siglo XIX.
Casas de entramafo de madera
Variantes múltiples de iglesias de aguja
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