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viernes, 4 de enero de 2019

Un paseo por los jardines del castillo de Fontainbleau. Francia

Desde que fuimos expulsados de un jardín blíblico nos hemos esforzado por intentar reproducir aquel o sus versiones más aceptadas.
La ciudad de París presume de más de 400 jardines en sus XX distritos. Pero hay otros fuera de París ( a 55 km) que son la referencia vital de este invento de organizar plantas, fuentes, y estatuas con castillos dentro de un espacio que parece infinito. Versalles es el de mayor tamaño, pero  este de Fonintanableau es sublime y ADN  de Versailles.

El Castillo de Fontainebleau cuenta en su historia con haber protagonizado múltiples firmas de tratados trascendentes para la historia de Francia. 
Aquí se hizo el tratado de Fontainebleau de 1814, por el que Napoleón fue desterrado a la Isla de Elba, ese dictador detestable que tiene admiradores y detractores a partes iguales, yo como a todo aberrado dictador le detesto.

Entre otras muchas cosas vivieron más de 30 monarcas de Francia desde el siglo XII.
Pasear por aquí, es una metáfora de sentir un poco la historia de Francia en la planta de tus pies sabiendo claramente del despotismo asqueroso de estos monarcas. Que contrasta con esta belleza aplastante que te sobrecoge sabiendo que ellos no fueron los artífices de esta organización, sino unos jardineros creativos que por suerte dejaron esta obra.



Enrique IV perforó el parque forestal con un canal de 1200 metros, donde actualmente se puede pescar, y ordenó la plantación de pinos, olmos y frutales. Su jardinero, Claude Mollet.
Joanna mira un plano posicional del jardin

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