He entrevistado a Compay Segundo, Ibrahim Ferrer, (ambos ya no están) Rosario Flores, etc... pero confieso que ninguno de ellos formó parte de mis recuerdos de adolescente como si ocurrrió con Willy Chirino y sus canciones (mezcla de rock funky y son cubano) en los años noventa en la casa del joven Creador, despues de las 12 de la noche.
Con ninguno sentí la necesidad de darles un libro mío publicado mientras él me daba el disco donde habia grabado una cancion de mi amigo Boris Larramendi.
Hablar con él y sus músicos en un hotel de Hopitalet de Llobregat hasta casi él amanecer es una esperiencia difícil del olvidar, gracias a que la agencia de gestión de músicos en la que trabajaba mi sobrino los trajo a Barcelona.
Él me entrego su disco, y yo le di mi libro Síndrome de Ulises, tuve una sensacion leve, pero intensa de felicidad.
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