Eva me dijo. "Quiero ver el mar. Llevo dos años en Frankfurt sin ver el mar. " hace poco escribí, el mar es toda la memoria que somos." Y no me arrepiento de haberlo escrito, su oración es un espaldarazo a mi idea.
Eva, además del mar, traía su memoria virtual fija en Gaudí. Yo recogí su eco y de la mano la llevé a Casa de Les Carolines, Casa Milà, Batllò, tanque de aigua de Gaudí en Paseo Marítimo, edificio de la peli "Todo Sobre Mi Madre," de Almodóvar en Lesseps... Que se traduce, en barrios: Gràcia, Eixample, Gótico y Barceloneta. Bajamos ese tramo a pie, de cafés en cafés quitándole la piel modernista con los ojos de una ciudad que sé de memoria y habito.
Andar enseñando Barcelona en plena Diada 2017, con el Si! Si! Si! a la Independencia; que culminó con un concierto-fiesta de Jarabe de Palo en el "Arco de Triunfo" gratis, fue espectacular; verla cantar cada una de sus canciones fue una alegría adicional de su suerte. Me recordó Varsovia hace dos meses cuando llegamos el día de la fiesta por un aniversario más, del fin del comunismo. O sea, las primeras elecciones multipartidistas.
Enseñar Barcelona, es mostrar también la existencia de lo que soy, y por qué me fui. Claro, que también hablamos de aquella isla, y de Miami y del Huracán Irma que daba coletazos de agonía final.
Nos vimos y volvimos. Y nos marcamos la terraza del Antic Teatre. Y salió las canciones del Boris Larramendi y Habana Abierta que cantaban todos en La Universidad de Camagúey... También el frío de Frankfur, Colonia donde Marx escribió el Manifiesto. La cocina mediterránea. Confluencias de vidas cruzadas donde no faltó ni Lezama. Eso de encontrar un aliado más en Europa es una suerte..
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