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viernes, 17 de diciembre de 2010

Zona congelada


Como diría Guillermo Cabrera Infante, Barcelona padece hoy de bruselosis, un cielo gris al estilo de Bruselas donde él vivió un tiempo. El Mediterráneo, como espejo, contribuye a generar un paisaje gris de invierno, con solo dos grados, pero con sensación térmica de cero. Los inviernos en mi país natal no eran muy fríos, pero tenía sus zonas...
Mientras mi esposa y yo estábamos de viaje como miembros del equipo de producción de un concierto, de un cantautor amigo, en el Teatro Terry, redescubrimos Cienfuegos. A ambos nos nació espontáneamente un Plan B, si no nos íbamos, nos mudaríamos para allá, y preferiblemente a las inmediaciones del Hotel Jagua, en Punta Gorda, donde sus casas dan a la bahía por la fachada y por el patio, casi una isla.
Fue el último viaje interprovincial que hicimos juntos antes de irnos, y el que más nos marcó. Tomamos conciencia del afrancesamiento urbano de Cienfuegos, su mirada a la bahía, sin tanta decadencia urbana como la de La Habana Vieja, ya por aquel entonces siempre oscura y llena de policías. En esta ciudad, también conocida como la Perla del Sur, había claridad, sus calles amplias y bien diseñadas, y quizá algunos policías, pero no eran los mismos que ya me conocían y, no obstante, cada día me exigían les mostrara mi identificación por absurdas razones.
Me impactó el diseño del cementerio de Reina, con sus nichos del siglo XIX similar al antiguo cementerio de Espada de Centro Habana, que bien describe Guillermo Cabrera Infante en una de sus novelas.
Pero lo que más me gustó y donde quería tener mi casa era en esa breve península de Punta Gorda, con palacios eclécticos de inicios del siglo XX, casas de madera con techos a dos aguas, portales y celosías, donde me imaginaba paseando por las tardes con la niña que tuviese, siempre quise tener una niña.
Cuando hablé en el hotel de esta posibilidad con un camarero me dijo: - eso es “zona congelada”, ni sueñes; me asombré, - ¿por qué?; -porque la casa que viste que está cercada y con posta policial y embarcadero de yates casi en el centro, es la de Fidel Castro, todos los que vivan alrededor, tienen que ser investigados por la seguridad, y si tienes familia en el extranjero o has tenido algún lío con la monada (policía), ¡olvídate!
Solo ahí desperté y decidí que mi Plan, tenía que ser solo el Plan A, irme adonde fuera y a como diera lugar, cada lugar de esa isla tiene un solo dueño.