El primer lienzo es hermoso. Los ojos verdes de Julia son deslumbrantes y comparten protagónico esencial con el pezón izquierdo. Pero el segundo lienzo es tan revelador. Que sea, su musa. Su cama. Su vida sexual antes y después de modelo. Que me recuerda a mi amigo pintor Carlos Quintana en la Habana de los ochenta.... y hoy aunque no nos vemos...
CASAS CON 40 años se enamora de una joven que vende lotería y periódicos junto a su madre, recorriendo las populosas calles de Barcelona, una chica de 18 años, Julia Peraire, que le atrapa. Él, que nunca se había interesado por ninguna mujer, salvo para pintarlas. Viven juntos en una relación que escandaliza a la burguesía barcelonesa. Y después de 16 años de convivencia se casan, aún así esa sociedad sigue escandalizada, a Casas y Julia no les importa, entonces él tenía 56 años y ella 34.
Julia y Casas vivirán juntos, amándose, otros 10 años más tras la boda. En 1932, Ramón muere y nada vuelve a saberse de Julia, quedará sólo su imagen, para siempre, en los lienzos del pintor.
De Julia Peraire, apenas se sabe nada, pero ha pasado a la Historia inmortalizada, siempre bellísima, por el más brillante pintor impresionista español.