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martes, 13 de septiembre de 2011

Los hijos de Tritón

                                                                       "En un mundo de fugitivos, aquel que toma
el camino contrario parece que huye."
—T. S. Eliot.

 
No tengo el valor de jóvenes que salen
sobre una balsa y no regresan...
Cada cual tiene su ficción que arrastra.
Ni la serenidad de verlos partir con la
angustia colgada por esta rutina, 
donde
otros siguen cociendo las piedras para
beber de su caldo.
Su camino es el silencio pérfido
sobre los pliegues del agua
Su camino de lo peor es infinito.
El secreto porvenir impone
Memorias de un mismo rastro
Reflejos que no salen del agua. 

1994, La Habana










A Fidel Moreno Ojeda
y Juan Carlos Mirabal. 

foto obra Kcho. 
Leer otros poemas de Arsenio Rodríguez Quintana... aquí

El arte del sabor: La trova de las Faez

En un concierto de Boris Larramendi, en Barcelona, dos jóvenes músicos cubanos, me preguntaron: -¿por qué no escribes un post sobre las Faez, que son bastantes desconocidas para la gente? Dije, vale... Otra amiga, en un concierto del bajista de jazz catalán Javier Colina, en Badalona, al citarle la versión de las Faez de Si te contara, me contestó que no las conocía. Por imperativo, un acercamiento que ya hice hace diez años en la revista digital Encuentro en la red.
Las Faez, nacieron de un proyecto discográfico similar en calidad, pero menos conocido que Buena Vista Social Club, arrancó en Francia en 1997, lo dirigió Enmanuel Honorin y el cantante francés Cyrus Martínez, el sello discográfico fue Erato Disques. 
De su intensa labor de búsqueda de músicos cubanos poco conocidos salieron tres discos emblemáticos que yo conozca, el primero, Banda Municipal de Santiago de Cuba, con un repertorio de danzas, contradanzas y canciones cubanas; el segundo y tercero más centrados en la trova tradicional, Casa de la Trova, 1997 y La Trova de las Faez, 2000. Grabados todos en los estudios Siboney, de Santiago de Cuba.
El primero, con notable éxito de presentaciones en todo el sur de Francia, representó un descubrimiento, insólito para los franceses, de estilos de la música cubana desconocidos en Europa; los últimos reflejan la trova tradicional en estado puro, que no por casualidad impactó al público europeo de España, Holanda, Francia, Bélgica, Inglaterra y Alemania, cuando viajaron parte de sus integrantes, Zaida Reyte, Las Hermanas Faez y el Trío Miraflores a promover Casa de la Trova.
De estos dos últimos discos, el primero fue excelente, e intentaba mostrar el trabajo de varios a manera de abanico antológico de trovadores. El segundo es la revelación en solitario de uno de los mejores dúos que con seguridad a dado la música cubana: Las Hermanas Faez, con una proyección y calidad similar a Tejedor y Luis, Los Compadres, Maria Teresa Vera y Lorenzo Hierrezuelo, Clara y Mario, Las Hermanas Martí , Pablo y Silvio y más recientemente el dúo Cachivache.
Floricelda, de setenta y un años, y Cándida Faez, de setenta años de edad, ambas de la provincia de Camagüey, han vivido y cantado ignoradas hasta que Cyrius Martínez las encontrara para grabar Casa de la Trova. Son unas auténticas desconocidas, incluso para los cubanos; ellas mismas se han ocupado de que sea así. Confiesan en una entrevista concedida a Bladimir Zamora, que cantaron por primera vez fuera de su provincia en 1973, en Santiago de Cuba, durante un Festival de la Nueva Trova. El entorno familiar ha sido en realidad su verdadero público… hasta que el excelente trovador camagüeyano Filo Torres las invitó a que actuaran en la Casa de la Trova de Camagüey .
Floricelda es la voz prima y Cándida hace la segunda. Aunque tengan una sonoridad donde se advierte un parentezco claro con la obra y el estilo de Maria Teresa Vera, se salen del esquema para asimilar otras influencias.
Sus voces no siempre cantan, a veces sólo comunican en un mismo tono, logrando trasmitir una energía que desgarra el oído en sus trece canciones.
La selección de textos tiene clásicos conocidos como Nostalgia, Nena, Santa Cecilia, Azucenas, Perdón, Alfonsina y el Mar. El sonido del disco es trovadoresco, pero una canción, Si te contara, instrumentada por el pianista de jazz cubano Omar Sosa y cantada por Floricelda, recuerda el minimalismo impresionista de un Bola de Nieve. Otros temas son boleros con aires de tango argentino donde el chelo y los violines tienen un protagónico en el discurso armónico que no es habitual en los arreglos que suele hacer nuestra trova tradicional.
El disco de las Faez es una suerte para el oído, amplía el ángulo de conocimiento de la música cubana hacia otra dimensión. Aunque a ellas mismas, por su modestia natural, les cueste trabajo creerse lo que está ocurriendo con sus vidas; así reaccionaron cuando les dijeron por teléfono que tenían que ir a grabar a Santiago sus voces para el disco: "Ojalá que venga un ciclón para no ir... porque figúrate cómo estábamos. No teníamos ni ropa decente. Nos habíamos vestido de viejitas, ya qué íbamos a esperar a estas alturas".
Lo que por suerte no pensaban los productores, que apostaron por ellas con la presión de un público que ya comienza a exigir producciones de calidad y no el montón de producciones de antologías de archivo, y de mala calidad, que inundan las tientas de medio mundo intentando sacar tajada del filón comercial de la música cubana.