Una de ls fotos más bellas de mi niña este año. Escoltada por Elena V. Molina y Lía Villares, en Sítges, Barcelona. Fue un día feliz donde habían muchos amigos y otros muchos selfies. Pero estas tres caras sonrientes ante el Mediterráneo y en una calle estrecha que tiene varios (s.XIV), calle Fonollar, me gusta a morir. Son el Mar y el Cielo, o sea, "Mar i Cel" en catalán, como el Palacio que está sólo a unos metros.
Me encuentro esta foto al azar en el móvil después de recibir un mensaje de Elena. Como creo que las casualidades son una caricia a la nostalgia, unido a que mi niña está del otro lado del Atlántico en este instante, y ya llevo días sin verla, se cierra el círculo mágico de este post, que no estás obligado a leer, yo sí a escribirlo para estar tranquilo. Este es un oficio, la nostalgia que a veces no me deja dormir. Este es un oficio, la literatura que me hace feliz.