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martes, 11 de septiembre de 2012

La Vocacional Lenin estremeció Barcelona 30 años después...

En tiempos de crisis global, 43 ex alumnos de la Escuela Vocacional Vladimir Ilich Lenin, residentes fuera de Cuba, lograron reunirse el pasado sábado 8 de septiembre,  en Barcelona,  para conmemorar los 30 años de haberse conocido, allá por septiembre de 1982. 
Las Cifras
Vinieron de Polonia (Lodz), Italia (Lazio, Emilia-Romaña, Lombardía), Canadá (Toronto), Estados Unidos (Miami), y de las comunidades españolas, Valencia, Madrid, Canarias, Asturias, Andalucía, Galicia; lograron romper las fronteras que les ha creado la vida en el exilio para encontrarse, demostraron que hay utopías posibles.  Las tapas y la comida costaban 25 euros por persona,  y 37 de ellos, lo abonaron, el resto, seis, solo vinieron a tomar unas copas. La bebida como era de esperar, fue abundante, mojitos y cervezas quedaban fuera del menú pactado con Horiginal,  el local donde sucedió todo.  Si se hace un cálculo, además,  de los pasajes en avión, el gasto de combustible y hoteles, así como de la logística de los que estaban en Barcelona que brindaron sus casas y sus medios de transporte, diseño e  impresión de distintivos Lenin (Malena), los pañuelos impresos en Canadá (Jemar), el uniforme Lenin comprado en Cuba (Grisel)...,  se tiene una idea económica global, de que estos alumnos son una cofradía, tribu, secta,  que atesora los recuerdos de laLenin, como en un cofre y lo beben como  un elixir a sorbos y juntos, para renovarse.
Los abrazos y el llanto del reencuentro. En español, “añoranza”, proviene del verbo “añorar”, que viene a su vez del catalán enyorar, derivado del verbo latino ignorare. A la luz de esta etimología, la nostalgia se nos revela como el dolor de la ignorancia. Estás lejos, y no sé qué ha sido de ti. Milán Kundera.


Malena y Jemar, hacía 24 años que  no se veían, después de haber sido muy amigas en la beca, al terminar laLenin, cogieron carreras diferentes: farmacia y arquitectura. Luego,  países distintos en sus exilios, esta fiesta las reunió de nuevo. Jemar llora y señala a su hijo de 16 años que trajo  a la fiesta como referente de su vida cuando tenían su edad. Mayor trajo a su bebé quien se portó como un ángel. También se reencontraron el Polaco, Danyl, Janet Navarro, Yanet Rivero, Sandra,  Thais, Maité, Noel, Hiram y tantos más... 


















Malena se abraza a   Jediath, y el Bolo abraza a Ivonne de la unidad 5, bajo la mirada de Mauro, que disfruta los abrazos.
La Fiesta
El protagonista  musical varió en toda la fiesta pero comenzó con Pablo Milanés y el Ya se va aquella edad como banda final del sketch que improvisaron Grisel, Ovies, Vivian y Jediath vestidos de uniforme, luego pasó a Sandunguera del grupo Los Van Van que cogió el mando del evento junto con otras piezas de este grupo. Con los Van Van llegó la rueda de casino que armaron con casi 14 o 16 personas, el clímax de una de las ruedas que se hizo, lo protagonizó Grisel  cuando gritó, yogourt!, y el Bolo,  se le pegó por detrás de manera sensual y gustosa. Interactivo, Gente de Zona,  Issac Delgadoy otros grupo lejos de la época en que estudiaron también sonaron.

Unidad 5 y Unidad 6


Unidad 6: Janet Navarro, Vivian, Yara, Grisel, Liset, Sandra, Yanet Rivero
Unidad 5: Luis Manuel, Danyl, Malena, Jediath, Maite, Polaco.    

Fue muy curioso, al rato de comenzar la fiesta y después de los abrazos, sin ellos darse cuenta, comenzaron a distribuir su otra escuela en este local, especie de casona en La Habana Vieja.  Los de la 5, se agruparon a un lado del local recolocando las mesas, y los de la 6, al otro. Era una fiesta común, pero después del reencuentro, apetecía evocar, en la cercanía, la amistad de esos años,  cada quien con los más cercanos.
Están asombrados, felices, Liset salta por las mesa como la adolescente que es, Ovies no toca la percusión como anoche en un concierto de música brasileña donde nos invitó, Yara conversa con Janet, quien entró con quince años, no como la otra Yanet que entró con once. Quizás quien trascendió las unidades y se mantuvo en el centro de la fiesta fue El Bolo (Jorge San Cristobal), que brilló los tres días con luz propia por allí por donde pasó. Todos querían bailar con él, además, fungió como director de rueda de casino, y líder indiscutible de una manada.

Firma y despedida


Yara firma ante Liset
"La Felicidad, es el deseo de repetir": Milán Kundera.
Ya están pensando en reunirse el año que viene, en Milán, primera propuesta, y unas de las cosas que van a mejorar es que en el local tenga wifi para conectarse a través de los iPad con Miami y La Habana, para que  en el mismo salón donde estén bailando digan una palabra para ambos grupos y giren con  la vuelta específica de la rueda de casino. El Bolo pone coto a esta nueva utopía, y pide que disfruten de lo que están viviendo y ya se verá cuándo puede ser la próxima.
Faltan unos veinte minutos para que se acabe la fiesta en este local, y comienzan a firmarse unos pañuelos blancos como pañoletas, camisas y pantalones de trabajo donde antes se firmaban los nombres y se dejaban poemas de despedidas cuando se acababa un ciclo Secundaria o Pre (Bachillerato).




Los recuerdos son engramas, un seguro complot que aflora, cuando la nostalgia, lo que permanece igual (...) es una isla. pág, 29 libro Síndrome de Ulises, ed. Linkgua, Barcelona, 2004.  Cuando escribí y publiqué estos versos pensaba en una isla, ser testigo de este encuentro y relatar-lo a quienes no han podido estar, y a los propios protagonistas sumidos en el paraíso perdido de esos años, me hace pensar cada vez más, que la isla, es la memoria, y que la felicidad -según Milán Kundera- es el deseo de repetir.









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