Tengo una amiga en el Paradiso Perdido, en Milton, Ontario, Cánada, que hoy sábado de otoño mientras en el mediterráneo barcelonés sale el sol, ella va con cuidado por la carretera al trabajo abriéndose camino entre la nieve.
No es tanta, pero es evidente que hay coetáneos que han bajado de cero grados y algunos en mí entorno se quejan de haber perdido diez grados y no piensan que aún conservan diez sobre cero. Lau. (autora de la foto desde su coche) con diez sobre cero sale en short corto a la calle y es muy feliz con sus piernas de piel firme como el cuero de batás afrocubanos. Todo depende de tu punto de vista y entorno.
Me envía la foto, no por la dificultad de conducir, sino para que observe la belleza del árbol rojizo que le alegra el día cada vez que pasa por esta dirección de su vida.
En Milton ciudad, hay árboles que son personas, no son paisaje y naturaleza. Ella les saluda con la mirada cada día sobre todo los rojizos que son su perdición. Éste en especial que comparto con mis lectores gracias a ella, nos está saludando con su color a todos, es feliz por estar en mi post. Y no ha necesitado permiso de salida como ella y yo para salir de nuestra isla cárcel hacía el norte de América, ella o/a Europa que es mi caso, sólo necesito un smartphone con wifi y datos disponibles.
El poeta John Milton compuso su poema "El Paradiso Perdido" que evocó aquí, jugando con el nombre de la ciudad de Laura B., lo dictó en inglés y estaba totalmente ciego. Dictaba de mañana los versos que creaba por la noche. No es mi caso, yo escribo sobre la sensibilidad de mis lectores gracias a su "Buena Vista Social" de compartir la ilusión de las perlas que encuentran en su camino de invierno frío y mira que me gusta el mar...