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miércoles, 11 de febrero de 2015

¿Alguien me envía aires de La Habana en una botella?




Un día viendo una expo de Marcel Duchamp en París, descubrí esta obra ready made Aires de París. La desconocía y me pareció fascinante el concepto de coger el aire de una ciudad como París en una botella... Introducir a través del aire partículas de una ciudad en una ampolla bellísima de farmacéutico, es reducirla a una levedad inmaterial perfecta. Lo jodido, es  que yo no hice eso con La Habana. Traje libros pesados, piedras, arena, memoria, y hasta amores de adolescencia, nunca aire, y ya no sé cómo es el aire de La Habana después de 15 años sin volver.
"Hacia 1919 Arensberg había supuesto que Duchamp estaba escaso de inspiración y que ella era la causa de su reticencia a realizar más obras. Arensberg le paga a Duchamp un viaje desde Nueva York a París para que el artista regrese con un poco del artístico aire parisino y se decida a crear nuevas obras que traería en su vuelta a EEUU.
Duchamp acepta el viaje, en Paris se dedica principalmente a seguir jugando al ajedrez con sus viejos camaradas. Al regresar a Nueva York entrega una única obra a Arensberg: su“Aire de Paris”, una ampolla que había encargado a un farmacéutico, la cual encierra el aire parisino que el mecenas reclamaba.
Sin embargo debe notarse que esta ampolla también es un crisol que contiene al pneuma, aire o ruach: el soplo vital, el aliento divino."
En todo caso la idea de que dentro de un recipiente puedas contener el aliento de tu ciudad, y poderlo trasladar a otro lugar me hace pensar bajo este invierno en el Mediterráneo barcelonés, que si algunos amigos en La Habana se dedicasen con voluntad a enviar calor a quienes estamos viviendo exiliados, seguro algo de más calor tendríamos.  No obstante, ¿las autoridades habaneras vestidas de verde olivo dejarían partir sin permiso el aire de La Habana? Me atrevo asegurar que serían capaces de plastificar todo la ciudad con tal de impedir que salga el aire de forma libre.

Casa Almirall, bar modernista del Raval que conocí por Radamés Molina


Casa Almirall esta en pleno centro muy cerca de las Ramblas y muy lejos de casi todo. Es un bar de sombras donde la luz entra modernista por la sensualidad de su ventana. La foto que hice ilustra este hecho.
Yo pienso en Rado, que me trajo de su mano el primer día que comencé en su editorial Linkgua a trabajar pasamos por aquí en el año 2001 camino a Montaner y nos tomamos un cortado aquí.  En pleno barrio Chino y literario. 
Casa Almirall es un bar de tapas muy centro. Yo estoy solo, ya me he encontrado hoy con los escritores Cira Andrés, Eloy, Sabina, y Montsé Ordóñez en el Mercado de Sant Antoni, donde también hace diez años nos encontrábamos el grupo de Linkgua a desayunar los Domingos y cómo no, a buscar libros. o/a tocarlos y oler árboles cortados hechos páginas y lágrimas de conocimiento infinito, esa extraña relación porno que tenemos los amantes de los libros y sus contenidos.
En casa Almirall descubro que Casa Gavà donde nació Terexi Moix, el escritor catalán, ahora se llama Beirut, lo regenta un árabe, quien seguro piensa más en su comunidad emigrada aquí;  que en el nombre y la historia de un bar, donde nació un escritor de referencia de la literatura catalana. Confieso que no soy un fan de él, soy de Enrique Vila-Matas, pero todos los escritores me merecen un respeto siempre. Y confieso que me hubiese encantado que mi madre me pariera en un bar en vez de un hospital.
Hablar parte de la mañana con varios escritores, una bibliotecaria y una editora, no es una fácil mañana de domingo. Pero si antes te sacudiste la piel y la vista con ese medio millón de libros plantados en la calle Conte Urgell, ya que el Mercat de Sant Antoni lo estan reparando, es una maravilla.
Soy el último miembro que se incorpora ha esta cofradía de domingo literario. Espero poder seguir al servicio de la palabra y los libros los domingos que pueda. Es y ha sido un buen primer domingo en Barcelona donde sin duda también hablamos del performance de Tania Bruguera de Cuba, de amores y trabajos perdidos qye  ocupó su espacio, aunque nuestro propios problemas se llevaron la perla...