Conocía a Marilyn
Monroe mucho antes de ser Marilyn Monroe”, me dijo Sam Shaw. “Ocurrió en la
filmación de Viva Zapata!”. Sam Shaw fue el
fotógrafo que hizo famosa a Marilyn con una sola foto y, con ella, se hizo
famoso él mismo. Esa filmación de Viva Zapata! la reunió con Sam Shaw. Sam había ido
a fotografiar no sólo a Marlon Brando sino también a Anthony Quinn, que era su
amigo íntimo. “Ella”, decía Sam, “resultaba un poco, cómo decirlo,
desmesurada”. Para ser como había sido hasta hace poco modelo de fotografías
sus tetas se salían de las blusas y su culo era enorme. Después cuando le llegó
la fama lo exhibía y lo movía y lo mostraba orgullosa. Marilyn no era deforme,
sino todo lo contrario: muy bien formada, pero ella creaba lo que se dice el
canon de la rubia que era demasiado. Tenía razón Sam. Marilyn Monroe pronto
tuvo imitadoras. La más famosa y bella y misteriosa (mientras Marilyn era toda
ella evidente) fue, por supuesto, Kim Novak.
Sam Shaw/Shaw Family Archives |
Además la forma de
caminar de Marilyn como si estuviera muy segura de sus piernas pero no sabía
caminar con tacones se hizo evidente en Niágara. Luego todas
las actrices de Hollywood que vinieron después, rubias o no, intentarían
caminar como ella. “Pero Marilyn”,
decía Sam, “fue el artículo genuino”. El artículo
femenino, añado yo. Su persona, en el sentido de máscara, era toda suya,
hasta la voz entre susurrante y sugestiva.
Entrando en calor en la calle Marilyn
tiene un encuentro memorable con el aparato de ventilación del subway, que expira un aire tibio como la noche. La
Monroe lo encuentra delicioso (nosotros también) y se baña en esta invertida
ducha seca, que le alza la falda para revelar sus piernas perfectas y Ewell y
el espectador comprueban que ha sacado sus pantaloncitos, por lo menos, del
refrigerador. Esta revelación