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sábado, 7 de enero de 2017

Descubrir una fachada y otra cada día.

Es una suerte vivir en una ciudad en la que es imposible no descubir una fachada que te detenga en seco.  Tengas que sacar el móvil y llevártela contigo y luego mostrala en un post como un trofeo. Así es Barcelona.
No son frecuentes en las fachadas de estas farmacias (o si lo eran quedan pocas) ver los cubiertos de maderas con decorados modernistas. Por eso lo destaco aquí.
Si se fijais la rama de abajo parece una chica que danza con una evidencia clara. 

4 rue Martel ¿Casa de Julio Cortázar en París? Todo París era su casa.

4 rue Martel. Cortázar y su gato.

Sin duda París fue una estructura literaria en su cabeza, la cabeza de Cortázar claro está. Es difícil separar esta ciudad de su obra, es difícil encerrarlo en un piso o en su tumba, pero esto me sirve para escribir de dos buenas obsesiones, París y Cortázar.
La casas donde durmió y pueden reconocerse, están ahí. No obstante,  a Cortázar hay que leerlo y encontrarlo en su París personal... Canales de San Martin, Sena, Pont des Arts, Pont Neuf, el Senat y los Jardines de Luxemburgo y todo París... o este Barrio entorno a Montparnasse, yo que sé. 
Julio Cortázar aseguraba que “caminar por París significa avanzar hacia mí,” (ver vídeo al final donde lo dice)  por eso se aprende de Cortázar después de leer sus libros vagando por París. Todo París está cubierto de él.  Cortázar recuperó el concepto 'flâneur,' del siglo XIX parisino, alguien que flota callejeando y buscando lo intangible por las calles de París. Pero mejoró este concepto cuando  se dijo de sí mismo, que él practicaba una rabdomancia ambulatoria. Los rabdománticos (viene del griego) son personas (zahoríes)  que iban con una vara buscando manantiales y ríos subterráneos. O sea, el nos enseña que vagar por una ciudad no es sólo mirarla, sino buscar el sonido de ella hasta bajo tierra, en el caso de París, sin dudas, perderse en el metro es estar bajo tierra, también perderse en cuantos pasajes en la superficie existen; es parte de un tipo de andador  diferente.
Me aventuro a pensar que a él le gustaría, que quienes viajásemos a la ciudad que él eligió para vivir, no nos concentremos tanto en dónde vivió, o donde está enterrado. Yo lo hice en mis primeros viajes y me quedé igual sin respuestas,  ahora pienso que soy más fiel a Cortázar vagando por París, solo o con amigos, pero siempre andando y mirando. Mujeres, piedras, boinas, bufandas, carteles, vida anónima que trasforma esta ciudad cada día.
Yo en mis últimos viajes a París duermo a 17 minutos de esta casa, 4 de rue Martel, he pasado dos veces y seguro que este lugar no le llamaba tanto la atención, porque es más bien soso.  Miro siempre hacia un lado y otro como estas imágenes, tratando de ver lo que él veía. Tratando de ser su piel tejiendo esta ciudad de razones para quienes lo leyeran.

Pero al final salgo andando hacia Los Canales de San Martin, que sí hay la vida que está en la cabeza de Cortázar.


Este post está escrito y dedicado a
Asirys Lappin y Malena Espinosa Delgado
ambas cortazariadas incondicionales
amigas y seguidoras.


4 rue Martel
rue Martel
Allí arriba donde las plantas era su piso.
Cortázar y parte de sus libros en 4 rue Martel.