Juro que no es ficción. Salí de mi trabajo en el Prat de Llobregat y tomé esta foto desde el coche. Una caída de la tarde triste. Un sol escondido, una extraña situación de la primavera. No entendía nada. Acababa de hablar con mi hija que vino contenta de su excursión con el cole a una Masía. La noche anterior había ganado el Barça al Real Madrid pero confieso que no ví el partido.
Me la pesé con amigos cercanos hablando de la desastrosa política exterior de Obama del que soy seguidor y devoto pero reconozco su incapacidad en política exterior donde un Putin (putana) en Ucrania, y un Maduro (más burro) en Venezuela hacen lo que le venga en gana a sus respectivos pueblos, alguien del grupo dijo con mucho tino: -La CIA no está haciendo su trabajo. Hablamos de Méjico, París, del desarrollo profesional de una amiga, de la educación a nuestros hijos en Catalunya, o sea, no entendía al cielo... Ni este rostro...
Hasta que en la radio dijeron que Beyoncé, acababa de llegar a Barcelona y por la noche hacia su único concierto en España después de cinco años. Vendió las 18 mil entradas del Palau San Jordi en horas, a pesar de que ahora va con el nombre de Señora Carter.
Esa raya blanca, sin duda, era la metáfora de Beyoncé.