páginas vistas

lunes, 10 de abril de 2017

Carme Chacón 1ra mujer Ministra de Defensa ha muerto. La conocí un dia de Sant Jordi en Las Ramblas de Barcelona.

La conocí un día de Sant Jordi en las Ramblas de Barcelona y yo desde el 2004, cuando voté por primera vez,  era votante socialista, o sea emoción incluida. Ella iba con la vicepresidenta de Zapatero, María Teresa Fernández de la Vega, que no dejó ninguna huella de su paso por la vicepresidencia,  Carme  como Ministra, sí.
Además de una portada en el New York Times pasando revista embarazada antes las tropas,  sus visitas embarazada al Líbano y Afganistan sirvieron para demostrar que una mujer embarazada no está enferma,  aunque ella estaba en realidad enferma de "cardiopatía congénita," que la terminó matando hoy,  pero vivió la vida como quiso. Hizo  deportes y hasta tuvo un hijo con esa enfermedad de riesgo.

Carme, y su marido  Miguel Barroso, estarán en mi para siempre, pues este último escribió un libro de investigación sobre Cuba: "Un asunto Sensible," ed Mondadori 2009;  donde me cita hasta tres ocasiones de la página 48 hasta la 52, allí yo polemizaba sobre el origen del Mambo con  Joaquín Ordoqui;  que es protagonista de su investigación sobre los crímenes de Humbolt 7 [ donde mueren 4 jóvenes acribillados a balazos por la policía de Batista, que eran  opositores al Directorio Estudiantil, suceso ocurrido  el 20 de abril de 1957,  que es el tema del libro.] Ordoqui García es hijo de Ordoqui Mesa que fue acusado por Castro de ser agente de la CIA y de amparar al delator de esos jóvenes. 
Yo no sabía que su marido me había leído cuando la conocí; y mucho menos que me citara incluyendo textos míos en su libro, el día que la conocí en Las Ramblas. Estos azares de ella y su marido   harán que no olvide  su paso por mi vida en relación con mis textos.

Su última foto en su cuenta de instagram, fue una foto del cielo de Miami, volando a Madrid, precisamente una imagen de mucha paz.
Vicepresidenta Maria Teresa, Catme Chacón, y yo en Las Ramblas en una parada de libros donde les dediqué mi libro Síndrome de Ulises. Ed Linkgua 2004. Barcelona.


Nota.
Carme y Miguel se separaron hace un año 2016. Su ex ahora, será quien tenga al hijo que iba en el embarazo de ella cuando era ministra, Miquel.

Mi reseña del monólogo No es país para negras. De Silvia Albert.


Poner un título que responda al concepto de la obra de forma tan directa tiene un riesgo, estás condenado a superar el impacto que ya te generó el nombre.
Ese es el caso  "No es país para Negras." Donde supera con creces la monotonía y la mediocridad en que se han convertido los monólogos en España 'gracias' a la tele.
El relato que hace Silvia Albert sobre la escena, dirigida por Carolina Torres Topaga.
Pasa por cantar, danzar, utilizar triangularmente el escenario. Usar música salsa, afrocubana o africana elementos que le dan un movimiento esencial a la obra y no te deja pestañar. 
En 60 minutos hace uso de todos los tópicos donde está encerrada la negritud desde los años setenta hasta hoy aquí.Desde los comerciales de los chocolates conguitos,  el eufemismo infame 'de color'  en vez de decir "negro; " nada queda fuera de su relato, discrimanación, segregación y su antecedente la esclavitud. Y la problemática de 'civilizar' a los negros con cultura Europea.
Quizás otra de las grandes virtudes es la utilización del poema "Negra" de Victoria Eugenia Santa Cruz,  escritora afroperuana, que lo usa de leitmotiv en todo el monólogo como una toma de conciencia de su propia piel.
De monólogo, pasa a una clase magistral sobre la identidad de ser negro nacido en España, Silvia Albert lo es,  y te convence porque negra es su piel.  Ella no está condenada a volver a África,  de la que no reniega niega, pero también allí se siente extranjera a pesar de ser su raíz. Esta lección pone en positivo un monólogo que aparenta ser un panfleto del dolor sobre la piel negra y no lo es. 

Para mí que soy negro y he pasado por las experiencias múltiples de esos tópicos. Por ej., unos  niños en Sevilla en el año 2000, me  preguntaron  si yo era Baltasar, y de chicas olerme creyendo que olía a otra cosa, en fin;
 aunque no he vivido el drama de las pateras y atravesar áfrica a pie vine en avión La Haba- París. Me extremeció este relato como a todo el público de todos colores y nacionalidades de la sala Puerta 4 en Grácia. Incluyo a mi amiga de Río de Janeiro Mayara que conocí allí, Ivonne, tan cubana y negra como yo, entre catalanes, colombianos y hasta Natalia de Barcelona.
Silvia Albert no te impacta por ser deliciosamente negra, sino por ser una actriz que te crees todo lo que te proyecta por los matices, la gestualidad, y su forma de danzar en el escenario.
Al final, no se trata solo  de un canto a la negritud. Se trata de un canto a la tolerancia de aceptar la diferencia de color, de lugar y de lenguas, en fin, de culturas. No olvidar que aunque hayas nacido aquí, cuando salgas de tu ciudad y de tu país, o sea, de tu zona cómoda, tú, yo, y todos, somos distintos.





Silvia Albert (actriz) Carolina (Directora) y yo en Chatelet, Gràcia.
Nota.
El monólogo se complementa también con excelente trabajo de sonido e iluminación que apoyan de forma extraordinaria el trabajo solitario de Silvia.