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sábado, 15 de abril de 2017

Eugenio Said. Compositor e intérprete en Barcelona.

Noche barcelonesa con grupo de amigos... Elegir grandes canciones para compartir con amigos, hacer versiones de ellas pasadas las 12 de la noche en las calles de Barcelona sin duda es una virtud.
Eugenio tiene tatuado en la memoria República Dominicana y su música, también México y Madrid donde vive actualmente.
Sí nació en La Habana y fue conocido allí por su dúo con "Cachivache" que respaldó Pablo Milanés, con quién recorrieron Europa. Ahora Eugenio es así. Compositor e Intérprete.  Como vino al mundo, y no está sólo, ni desnudo,  tiene a su  'talento' que es una moneda griega.
Ayer después de muchos años sin ver a Eugenio Said,  última vez en 1994 en  mi casa en Cuba. Nos reencontramos en Barcelona en 'Sonora de Gracia.' Que se extendió a la noche en Barcelona. Con Dominicanas, catalana, madrileña  y cubanos haciendo de la noche 'mala lluvia' 'mala hierba' que Eugenio terminó cantando al desamor y al amor. 
La nostalgia siempre es un salto a la memoria. Sí, es con música es un asalto. Ayer hablaba con Patricia  Nolasco sobre la Patria, que no es esencia, sino circunstancia. Ella tenía Sindrome de Ulises de Barcelona cuando estaba en la República Dominicana... me dijo, y yo le risposté, nadie está obligado a ser de donde nace, uno es de donde elige ser. La patria son los amigos. Todo lo demás son slogans y banderas que te obligan a estar a veces, donde no debes.
Ayer en una mesa de Passeig de Gràcia en Barcelona estuvo la patria. Que no era Cuba, ni República Dominicana, ni España. Era Eugenio que con canciones hizo que todo fuera una sola cosa... ser y estar feliz.


"Mentira" tema  Gilberto Santa Rosa
'Que me digas que ahora el amor sabe mal
Que me digas que el sol va dejar de alumbrar
Es querer renunciar
A los sueños de ayer
Es mirar la montaña y decir, no podre
Superar esta prueba
Que puede matar
Cuando estas justo ahí
De poderla alcanzar
Yo si creo que mal
Nos podría caer
Olvidarnos que aun este amor puede ser
Mentira
Que el amor se nos fue de la piel
Es mentira
Que los besos no saben a miel
Es mentira
Que que mi cuerpo te enfría
Que la magia termina
Me sabe a mentira
Mentira
Que lo bueno algún día se acaba
Es mentira
Que el adiós es volver a nacer
Es mentira
Que tus ojos se olvidan
Que la fe es como un barco
Tirado en la orilla
Juro que es, mentira
Que me digas que ahora es cuestión de olvidar
Y que por una vez lo podemos pensar
Es querer renunciar.

Cultura posible en libreria Impossible del eixample barcelonés. Carrer Provença.

Librería del Eixample Barcelonés. Breve, delicada y culta. En su interior delicatessen, o sea cultura. Cuyo origen etimológico viene de la palabra cultivar.
Ya viste las plantas de la entrada, metáforas de cultura y cultivar-te. Estimo que me cultives y te cultives. Estimar en catalán es amar. La cultura estima que la amemos de forma posible. Imposible de título en esta librería catalana debe significar: es imposible que no entres hacia un espacio de poder y cultura.

Las dos eses catalanas de  'Impossible' es del carácter sensual (dos eses) de la cultura.

Origen y montaje: el beso de Doisneau en París.

"En 1993 "El Beso" fue llevado a juicio. Una pareja afirmaba haberse reconocido en la imagen y reclamaban su porción del pastel. Por aquel entonces, empezaron a aparecer mujeres y hombres asegurando ser los amantes de la obra y planteando demandas de derecho de imagen, aquella mentira que hacía creer que era una instantánea improvisada no pudo mantenerse. El fotógrafo ganó el juicio al presentar como prueba la serie completa de fotos tomadas en distintos puntos de París con la misma pareja. La había encontrado en un café cerca de la escuela de teatro y les había propuesto posar para la foto. Françoise Bornet, la protagonista real de la foto junto a su novio de entonces, Jacques Carteraud, decidió descubrir su secreto: quería un porcentaje de las ganancias. Otra vez Doisneau ganó en los estrados: pudo comprobar que había pagado el trabajo de Bornet y su compañero. La pareja vendió la copia de su foto que le regaló Doisneau a un coleccionista suizo que pagó por ella 155.000€ en 1992. Más tarde, reconocería el propio autor: "No es una foto fea, pero se nota que es fruto de una puesta en escena, que se besan para mi cámara."
Al fotógrafo se le han dedicado más de un centenar de libros y varias películas. Del cartel de El beso se han vendido más de 500.000 ejemplares en todo el mundo."
Dicho esto,  la foto es maravillosa y a mí,  a pesar de saber que es un montaje no expontáneo me gusta. Esa niebla de París en segundo plano que tanto he vivido allí, sabiendo que bajo ella al final  está el Sena, donde he vivido  cena y fiesta sobre un barco, me mueve el techo de mis recuerdos de vida alli. Sin olvidar que el fotógrafo buscó la rosca de sus cabezas y brazos que logró el escultor Rodin en su 'Beso.'