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domingo, 25 de agosto de 2013

Benny Moré y El Casino Congo San Antonio de Santa Isabel de las Lajas.Cienfuegos, Cuba



Casino Congo San Antonio. Santa Isabel de las Lajas, barrio La Guinea. Cienfuegos Cuba.

Miriam Olano. Historiadora e investigadora cubana.

En l820 se construye en la hacienda Las Lajas una ermita que se transforma en iglesia para darle más personalidad al caserío, el que fue aprobado en l854 tras la petición de los primeros comuneros al calor del explosivo crecimiento de la manufactura azucarera esclavista.
La trata negrera, nutrida con esclavos de diversa procedencia, de troncos lingüísticos opuestos y de culturas muy particulares, fue la causa en Cuba de la presencia de los negros africanos que trajeron hábitos, costumbres y modos de vida que fueron adaptados a la nueva naturaleza y realidad social encontradas en Cuba, por lo que paulatinamente comienza a producir el fenómeno del sincretismo religioso, mediante el cual las figuras del panteón católico comienzan a cobrar nuevos símbolos religiosos. Tal fenómeno se aprecia con marcada incidencia en el municipio de Santa Isabel de las Lajas.
Santa Isabel de las Lajas se encuentra situado al norte de la capital de la provincia de Cienfuegos; limita, al oeste con Rodas y al suroeste con Cruces y Palmira, al norte con Santo Domingo y al este con Ranchuelo (estos dos últimos, son municipios que pertenecen a la de la vecina provincia de Villa Clara). Lajas llegó a convertirse hacia mediados del siglo XIX en una de las zonas más prósperas de la industria azucarera en toda la región, gracias a la mano de obra esclava y la asalariada que en dicha industria laboraba.
El Central Caracas, propiedad del venezolano Tomás Terry, tenía una gran dotación de esclavos de origen congo, los que, al producirse la abolición de la esclavitud en l886, en su gran mayoría, junto a grupos de negros criollos, se asentaron en el barrio lajero de La Guinea, terreno comprado por este a Doña Eloisa González, y una vez allí instalados dichos negros, les dio autorización para que fabricaran sus casas, aunque el objetivo de este regalo estaba lejos de ser desinteresado. Los nuevos pobladores de La Guinea generalmente eran congos, congos reales y mandingas, quienes al practicar un sistema religioso propio, estaban agrupados desde años anteriores en una asociación (el cabildo), por lo que al construirse el templo en l886, mantuvieron sus ritos, sus bailes y la reconstrucción en cierta medida de su vida anterior.
Desde entonces  en este sitio se toca, se canta y se baila la makuta, de origen bantú, baile sagrado de carácter religioso que exige a sus ejecutores mucha habilidad de piernas y combinación en sus movimientos.
En ocasiones lo bailaban en parejas; el hombre marcaba el compás con todo su cuerpo y perseguía a la mujer, vestida con una falda anchísima. Para vacunarla, se detenía ante ella y hacía un movimiento brusco y frontal con las caderas.
Tomás Terry, conocedor de la veneración que sentían estos negros hacia Masamba, que sincretiza con el santo católico San Antonio de Padua, decide hacer una fiesta al producirse la abolición de la esclavitud. En ella hizo un sorteo, cuyo premio consistía  en un busto de San Antonio de aproximadamente dos metros de altura que él había comprado en Italia. La obtuvo un ex esclavo de nombre Ciriaco, quien la trasladó al el Templo.  Desde entonces, anualmente, los días l2 y l3 de junio se celebra esta fiesta.  En los primeros años eran siete días de jolgorio, festejos a los cuales asistían libertos de las regiones cercanas, sobre todo de la zona de Matanzas. Ogún en la Regla  Ocha y San Antonio en el santoral católico, son el principal objeto del culto. La ceremonia que se realiza se denomina Juramento de la Bandera, la cual -a partir de la instauración de la República de Cuba en 1902- se hace con la bandera cubana, la que en un momento del ritual se venera, por lo cual el Templo es fragua de sentimientos patrióticos.
En el Casino se encuentran objetos que siempre se han mantenido en el mismo lugar, razones por las cuales ha sido considerado como un museo-sitio; entre estos aparecen la piedra de la entrada de la que se cuenta que la traía un esclavo atada al cuello, la que formaba parte de su amuleto y que medía dos o tres centímetros; las lanzas que se encuentran a las espaldas de San Antonio, atribuidas a los congos fallecidos; los tambores que solo se mueven cuando se va a tocar ringuinda; la tinaja de barro, a un lado del altar, donde se acumula agua durante todo el año y el fundamento situado en casa de Sara Sánchez, como descendiente de congos trillizos, al igual que la imagen que se alza en el centro de altar.
Si se quiere encontrar un ejemplo vivo del proceso de transculturación en nuestro país se puede apreciar claramente en este centro africano. Los cantos en lengua conga invocan a Masamba, a su vez con la ubicación de la efigie se mezcla el catolicismo impuesto por el esclavista al esclavo africano.
En el interior del Templo tiene lugar una ceremonia importante: el Juramento de la Bandera, que consiste en despojar todas las puertas y ventanas de los malos espíritus, el cual incluye al final la veneración al más importante símbolo patrio.
Según el historiador cienfueguero Orlando García, la vida de los Moré transcurre fuertemente influida por este medio. Julia, la única hija del primer rey de los congos lajeros, establece relaciones con Simeón Armenteros Calvo, Coronel del Ejército Mambí. Como resultado de esta unión, nacen unión nacen 6 hijos, pero la primogénita Patricia no es reconocida por el padre y lleva entonces el apellido Moré.
La joven Patricia Moré se enamora de un rico comerciante español radicado en Lajas,  con quien tiene cuatro hijos. La menor, nombrada Virginia Secundina. Dieciocho años después, Virginia Moré hecha una bella mujer de ébano, se siente tocada por el sentimiento de amor al conocer a Silvestre  Gutiérrez.  Fruto de dicha relación, un caluroso agosto de l9l9 nace su primogénito. Aquel niño de piel morena será bautizado con el nombre de Bartolomé Maximiliano Moré, manteniendo el apellido del tatarabuelo africano llegado a tierras lajeras como esclavo.
El traslado de Bartolomé (Benny) a la edad de 5 ó 6 años para le barrio La Guinea le propició un ambiente musical más marcado. El templo influyó notablemente en su formación musical al ser promotor de la cultura afrocubana. Aquí Benny interiorizó los primeros pasos rítmicos del baile y las improvisaciones iniciales, pero además a su muerte fue despedido con solemnes honras fúnebres como descendiente de congo.
Aunque el Templo fue construido en l886, desde antes se tocaba makuta en los barracones de esclavos para celebrar la fiesta de fin de molienda y fin de año. Tras su fundación hasta nuestros días se le ha rendido culto a San Antonio, hecho cultural de gran importancia etnográfica, lingüística y antropológica, con la participación de asociados o no, pues no hay limitación alguna para presenciar, acompañar y disfrutar los toques y bailes que en él se ejecutan.
El grupo folclórico ha sido imprescindible para que hoy podamos referirnos a esa riqueza cultural que de una forma u otra se ha ido trasmitiendo de generación en generación. En sus inicios sus integrantes eran congos y paulatinamente sus descendientes han ido sustituyendo a los fallecidos.     Algunos de sus integrantes tienen condiciones innatas para el género, en el que juega un papel primordial la herencia familiar.
En los años que suceden a la fundación del Templo formaron parte del grupo danzario libertos de los ingenios Santa Susana, Santísima Trinidad, sobre todo de Caracas, quienes llevaban el apellido Terry por ser su propietario, como ya se dijo, Tomás Ferry; quienes ya estaban asentados en La Guinea. A ellos se sumaron las familias Benítez, Armenteros, Palacios, Olano, Moré, Madrazo, Sarría, Peñalver y otras.
Los congos jugaron un papel determinante en el proceso de transmisión, no tanto en el ámbito religioso; pues según hemos investigado eran muy reservados, pero el valor cultural se ha multiplicado con el tiempo. Gracias a ellos continuó esta manifestación artística en manos de otros exponentes con el mismo amor y devoción que sus antecesores. En los siguientes casos se evidencia este proceso de transmisión. Diego Ferry, tocaba el tambor caja, y le sucedió su hijo Vicente Madrazo Ferry (Presidente del Casino hasta l999).  Enseñó a tocar a su hijo Alexander Valdés. Catalina Olano (abanderada que juró la ceremonia mortuoria de Benny Moré) trasmitió ese oficio a sus hijas Aleida y Reina Palacios, que juran en ocasiones, cantan y bailan siempre con ese toque y giro especial y distintivo como lo hacían los congos. Candita Ferry, que cantaba y juraba la bandera,  trasmitió dichos oficios a sus hijos y nietos. David, hijo de Zenaida Armenteros, que hacía coros, ha tocado los tambores. Fe Terry, abanderada, legó a su hija Julia Terry el espíritu de las ceremonias, quien bailaba y cantaba; Nereyda Terry y familia han continuado las tradiciones. El primer rey del casino fue Gundo Moré, y Aida Benítez (hermana de Benny Moré) continuó el proceso de transmisión. Aida fue solista y sus hijos y nietos cantan y bailan. Cristina Madrazo hace coro y  su hermano Plácido Armenteros toca el tambor caja.
Basilia Sarría ha sido corista y sus hijos y nietos cantan y bailan, especialmente su hija Sara Sánchez, quien además es informante. Una biznieta integra el coro, mientras su hermano es el guardián del templo. En casa de Basilia está el fundamento religioso Magda Rodríguez Casanova es solista.  Por herencia familiar ha aprendido estos ritmos. Su mamá Gloria y su tía Carmen asistían al  Templo; otros cantos los ha aprendido con la participación en las fiestas. Su abuelo tocó los tambores. Elia Cougles, cuyo abuelo era congo, canta y baila.  Su baile es muy peculiar, pues sus pasos son similares a los de los congos.  Esa gracia la ha trasmitido a sus hijos y nietos. Rosa Olano forma parte del coro y su nieto ha tocado el tambor. Delmis Pérez Madrazo  hace coro, y su abuelo, Juan Madrazo, descendiente de congo, cantaba.
No debemos olvidar que esta institución fue una Sociedad de Instrucción y Recreo en que los más capacitados impartían y trasmitían sus conocimientos a los más jóvenes     como lecturas, asuntos domésticos y otros, preservando siempre sus costumbres traídas del África. Lo hasta aquí expresado demuestra la presencia de una rica herencia cultural que se identifica con Cultura Popular Tradicional.

Miriam Genoveva Olano Casanova. Historiadora. Es nieta de Catalina Olano , Catalina Olano (abanderada que juró la ceremonia mortuoria de Benny Moré y hermana de mi padre. De su mano de niño fui varíes veces al Casino, quizá motivo suficiente para hacerme historiador. 
Currículum Oficial de Mirian Olano. (Lajas, 1949). Investigadora, escritora, profesora instructora de la Sede Universitaria Municipal de Lajas. Jubilada del sector de la Cultura, laboró durante años en el Museo “Benny Moré” de Lajas. Ha continuado en el área de investigación con reconocimientos en sus proyectos culturales.