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jueves, 15 de mayo de 2014

Ausencia de cisnes negros en el Ballet Nacional de Cuba

Mi hija  vio su primer ballet, Coppelia en el teatro Poliorama en las Ramblas de Barcelona. El ballet la mantuvo literalmente con la boca abierta hasta el final. No obstante, su primer contacto con el ballet clásico fue la magistral actuación de la rusa Maya Plisétskaya bailando el Bolero de Ravel que está colgado en youtube, pero su impresión no fue la misma aunque sea ballet.
Mientras mi niña no salía de su asombro, yo me quedaba impactado con la mulatez-negritud del primer bailarín y varias coristas, y trajo a mi memoria que en diciembre había comenzado un texto sobre los noventa años de Alicia Alonso donde pretendía destacar que ella hizo posible la introducción en el ballet clásico de bailarines de todas las razas posibles, que es como decir, la población cubana. Cuando hablo  de que introdujo a negros, mulatos y descendientes de chinos en su escuela, me refiero a formarlos, no a darles papeles importantes, es conocido el racismo de la Compañía del Ballet Nacional de Cuba, donde sus cisnes negros de piel han tenido que buscarse la vida como primeras figuras en compañías extranjeras de alto nivel: Caridad Martínez, primera mulata en el ballet y  Carlos Acostados ejemplos en etapas diferentes. 
"¿Te sentiste discriminada en la compañía por ser mulata?
Más que eso. Me dijeron que yo tenía unos rasgos muy duros para hacer Giselle, que no podía dar la fragilidad de una willi o la escena de la locura con mi pelo duro. Fue humillante, frustrante. Tenía la técnica para bailarlo todo, pero por negra nunca me dieron el papel de Giselle. De Bella durmiente sólo me permitieron hacer el Pas de Deux del segundo acto. Tampoco bailé un Lago de los cisnes completo"
Caridad Martínez 
Al final no me decidí por aquel post porque Alicia, además de lo anterior, es de los personajes de la cultura cubana que se escudan en su talento por encima de la no crítica al gobierno cubano, similar a Silvio Rodriguez, Chucho Valdés, Jorge Perugorría, X Alfonso, entre otros que viven y residen allí mirando para otro lado pero: ¿por qué no hacerlo de ella si de los anteriores he escrito, acaso la democracia de la que presumo también no es tolerancia? 
Alicia, llamada al nacerAlicia Ernestina de la Caridad del Cobre Martínez del Hoyo, (Alonso, tras su matrimonio en 1936 con el bailarín y coreógrafo Fernando Alonso)   cumplió 90 años, el 21 de diciembre del año pasado, es de los grandes de la cultura  cubana que ha alcanzado esa cifra.  Similar a Compay Segundo, Bebo Valdés, Cachao, y a pesar de la edad se le reconoce aún  fuera de ese país su indiscutible calidad como bailarina, y en los últimos 50 años como coreógrafa y maestra que ha sabido mantener en un país subdesarrollado una calidad en la danza, lo suficientemente buena como para atraer público en todas sus giras  alrededor del mundo.
Hay una parte de mí cuyo orgullo se alimenta (así soy de contradictorio) cuando veo reportajes sobre ella en  televisión española, y recuerdo que José Lezama Lima, un día después del cumpleaños de Alicia, el 21 de diciembre de 1949, escribió en el Diario de la Marina...
"No había entre nosotros la tradición de la danza, si la del ritmo elemental en las ceremonias de la invocación o de lo genesíaco. Pero Alicia Alonso se adelanta en la posesión de muchas tradiciones, allí donde la danza era cultura, un ejercicio de gracia y de números para apresar la llama y el instante (...) Su arte no es de sorpresas y de aventuras, sino de perfección; ademán que no presumió de único, para mostrar la curvatura de su distinción como estilo habitado también por su pueblo" 
Hay otra parte de mí que no puede dejar de mencionar la implantación del mismo modelo totalitario en el ballet del que siempre se quejan sus discípulos y su recelo con los negros.


Post relacionado: Racismo hacia actrices negras en Cuba


foto Carlos Acosta en el Royal Ballet.

1 comentario:

  1. Interesante articulo aunke no es facil poner commentarios en el blog. Sabes k ese en la foto es mi amigo Carlitos? Lo conocí en Londres. Leíste su libro?
    Ana Sanchez Aguilar

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