Luis Enrique era un chico con coleta que llegó al panorama de la salsa erótica o romántica a fines de los años ochenta de un país donde la salsa no era un valor, Nicaragua. Pero su talento le hizo crecer, primero grabando como percusionista de la banda de los Estefan, en casi todos sus discos, y luego en solitario como autor de muchas piezas importantes del repertorio salsero de Nueva York y Puerto Rico de los últimos quince años.
Hay tantos salseros que uno le pierde la pista, pero pasa que una mañana estoy escuchando a Alex Cuba y veo que tiene un dúo con Luis Enrique y escuchas lo nuevo de este músico de Nicaragua que me sorprende con problemas por los que pasamos todos en algún momento de su vida.
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