Es madrugada en Barcelona. Acaba de
pasar Papá Noel. Tú y yo sabemos como padres que él no existe, pero nuestros hijos pequeños tienen la ilusión de que viene esta noche. Y uno hace él teatro de la ilusión desde temprano para que tú hija o niño la mantenga. Hoy Maya y Cecy, su amiga, han estado juntas comiendo y paseando por el centro en Barcelona y ambas no paraban de hablar sobre regalos y sobre el vuelo de trineos o no, a Lisset y a mí, nos sorprendió sus reflexiones sobre la mágia de Papá Noel.
Algunos como tú y yo. Tenemos que terminar de envolver los regalos de última hora. Casi siempre te gastas un dinero que lamentas en la tienda y lo recuerdas cuando hablas con los amigos, pero eso dura hasta que tu crió se despierte y le veas la cara llena de luz por haber cumplido algún que otro deseo de la carta a Papá Noel.
Es una fiesta adquirida sin pena ni glorias por desde que llegué a Europa, hasta que nació mi hija hace seis años. Cuando te canta el primer villancico que le enseñan en el cole o lo baila en el concierto de navidad de su escuela con sus amigos de clase, comienzas a incorporar algo que a ella le hace feliz y por ende a ti de forma natural. Y haces con ella el árbol en casa y la llevas a ver otros árboles y las luces de navidad en la ciudad.
Algunos como tú y yo, vinimos de una isla donde no teníamos un señor vestido de rojo con barba blanca con cara amable. Tuvimos que soportar toda nuestra infancia un infame con barba y cara de crimen y vestido de verde, el único color verde de todo el planeta que no significa esperanza y buen futuro. Algunos como tú y yo sabemos que la navidad y los regalos era algo que le ocurría a otras personas, no a tí y a mi.
Es una fiesta adquirida sin pena ni glorias por desde que llegué a Europa, hasta que nació mi hija hace seis años. Cuando te canta el primer villancico que le enseñan en el cole o lo baila en el concierto de navidad de su escuela con sus amigos de clase, comienzas a incorporar algo que a ella le hace feliz y por ende a ti de forma natural. Y haces con ella el árbol en casa y la llevas a ver otros árboles y las luces de navidad en la ciudad.
Algunos como tú y yo, vinimos de una isla donde no teníamos un señor vestido de rojo con barba blanca con cara amable. Tuvimos que soportar toda nuestra infancia un infame con barba y cara de crimen y vestido de verde, el único color verde de todo el planeta que no significa esperanza y buen futuro. Algunos como tú y yo sabemos que la navidad y los regalos era algo que le ocurría a otras personas, no a tí y a mi.
Casi todos los padres y madres como tú y yo, sabemos que ese gordo rojo en quienes nos convertimos esta madrugada del 24 al 25 de diciembre se llama Papá Noel, o Santa Claus, pero en realidad es metáfora de la ilusión en la sonrisa de esa maravilla de persona-hij@ que no tiene precio porque esta hecha de tu carne.
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