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domingo, 31 de mayo de 2015

Messi: América en el Mediterráneo de Serrat



Hace un día le enseñaba a unos amigos acabados de llegar de Cuba (Regina, Luis y  Lía) donde había dormido Messi cuando llegó a Barcelona con once años. Me parece tan obvia su genialidad que nunca le había escrito un post. 
Hoy yendo con Regina y Eliecer Ávila mostrándoles la ciudad plena de bilbaínos que vinieron a la Copa del Rey, advertí que no retrasaría más un post a este genio.
Messi se merece el Olimpo y no es griego. No es filósofo, no es escritor, no es músico, no es mi familia, no es mi amigo, no sé qué películas ve, y mucho menos sé, si ha leído a Borges o Cortázar o Manuel Mujica Lainez; todos escritores argentinos de mi Olimpo literario.
Seguro es incapaz de bailar tango o saber los orígenes  de este ritmo que Borges definió como nadie: "habanera, madre del tango." 
Dudo que el fútbol le haya dado margen para ir a la universidad de Barcelona, y mucho menos a la de su Argentina natal, pues vive aquí desde niño. No obstante, hace llorar y reír a millones de personas en el mundo con un balón, apenas insignificante: un balón de fútbol  es solo algo que rueda y entretiene. 
Yo que escribió y público desde los años ochenta, me cuesta arrancar una emoción en quien me lee, él toma un balón dentro y fuera del área y a quien nos gusta esto de ser culés hasta la muerte (culés de Wikipedia, culés que adoptamos el fútbol por el béisbol hace 16 años; culés por la emoción, como sé es "barcelonins" por Gaudí, o catalán por un profundo y perdido amor por la Empordà, Dalí, Miró  Enrique Vila-Matas, Eduardo Mendoza, el Passeig de Grácia, Pla, la Costa Brava y la crema "exquisita" y  catalana y más y más y más... e hija catalana parlante  a punto de 7 años,  incluida.
Messi, ese es su nombre, hace feliz a la inocencia, o sea, a los niños. Da igual lo que ocurra este año que si "triplete," ya hay doblete, y otro gol extraordinario y planetario de este señor breve, pequeño e insignificante que solo corre con un balón pegado al pie.
En el colé de mi hija, los niños que llevan su camiseta viven una emoción que les condiciona una sonrisa.
Mejor él, que los reality show televisivos que son un asco, mejor él, que la política y la jodida crisis. 
Lo siento, si eres de otro equipo. Yo soy culé; soy feliz porque jugó un gran partido ante Bayer de Munich, y hoy contra el Atlético de Bilbao  a pesar de la invasión Bilbaina en Barcelona, y sé que detrás de Messi, hay también un lugar llamado América, que para mi es "nostalgia", que de alguna, forma, él hace que exista aquí también, en el Mediterráneo de Serrat.
Es madrugada, no para quien escribe sobre alguien que quizás nunca lea este texto y aun así seguirá tras él, mientras pueda verlo correr en un campo verde detrás de un balón.



Messi con su hijo y mujer 
celebrando la liga 2015
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