Solo conoces la maravilla de algunos sitios por azar, o gracias a que el cuerpo, que es débil te lo exige cuando estás de viaje por carretera. Entré en el primer lugar que escogí por cercanía a la autopista y me encontré con una tortilla de pimientos rojos y cebollas "gorda" como metáfora de la madre y la hija que cocinaban. Las croquetas de zanahoria y pimientos del padrón eran para no irse nunca de allí... impresionantes...!
Todo el bar olía a gloria cocinada. Allí no hay cocinas asépticas con extractores de humo todas de aluminio más parecidas a las camillas de un hospital que de una cocina real; allí había una cocina viva. Quizás porque quien la lleva no distingue entre su casa y su bar. Te da lo que hace para su familia o sea, un pedazo de sí misma y te mira a los ojos cuando comes a ver tu reacción...
Tanto me movió por dentro este lugar de comida casera y familiar, que recordé, un verso que le escribí a una amiga y no sé lo dije por pudor:
"Dado la imposibilidad de besarte, voy a regalarte una Pamela."
Tortilla de pimientos rojos y cebolla notable.
Croquetas de zanahoria...
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